sábado, 19 de febrero de 2011

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Ayer presentamos aquí el libro de Francisco de Asís Fernández Crimen perfecto. Yo no he visto antes una presentación tan multitudinaria, en años. Podría haber muy bien quinientas personas. Impresiona de verdad la afición a la poesía de estos nicaragüenses. Resultó un acto ameno y distendido sólo alargado un poco precisamente por esa irrefrenable pasión a que me refiero, pues Francisco de Asís leyó tal vez algo más de lo indicado para estos casos. Con mi intervención y luego la de José Luis, no era necesario que se leyeran poemas casi otros cuarenta minutos. Pero, en fin, insisto, les gusta tanto la poesía a estos nicaragüenses...
La sala de la presentación llamada de la estatuaria, es una sala amplísima abierta por todos sus lados, muy fresca, por tanto, y donde se exponen una veintena de ídolos precolombinos de considerables dimensiones. Dicha sala está en el Convento de San Francisco que tiene a su entrada un patio con un impactante y extasiante palmeral, delicioso de veras. Allí, mientras se filtraba por sus hojas un aplastante sol conversé con Marco Martos sobre la influencia arábiga de este patio. Fina observación, desde luego, que me desconcertó, puesto que me fue ingenuamente difícil imaginar mudéjares o moriscos por esta zona. Los españoles, dijo, las trajeron los españoles, refiriéndose a las palmeras. No sé, yo lo dudo, los españoles, salvo la lengua y la cruz, trajeron muy poquitas cosas más a esta zona. No me imagino al teniente Francisco Hérnandez de Córdoba, el fundador de la ciudad de Granada, con unas semillitas en los bolsillos para cultivar el palmeral que le recordara al otro suyo tan lejano, no sé... Eso es cosa de afeminados, y desde luego los españoles no lo eran, desde luego que no. En la arquitectura tal vez sí se pueda percibir esa influencia mudéjar con sus arcadas y columnas, convinimos, pero más bien para no contradecir yo en exceso al Decano de la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos en Perú. Tal vez a eso se refería mi insigne acompañante, no sé...

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