jueves, 18 de octubre de 2012

viernes, 12 de octubre de 2012

Mis labores


Dentro de las labores propias del hombre orquesta que parezco en nuestra insigne, muy noble y muy leal casa editorial cuyo escudito tenéis aquí al lado, se encuentra la de leer los originales que nos van llegando. A algún que otro atroz martirio me he visto sometido por esta función, os lo puedo asegurar. Pero a veces, no muchas veces, sí algunas veces, pasa que debo escribir un correo electrónico como el que sigue: 

 
De: Francisco Javier Torres
Asunto: Orlando Furioso
Fecha: 11 de octubre de 2012 00:32:34 GMT+02:00
Para: Paco R 


Muy buenas, Paco.

Acabo de terminar de leer en este mismo momento Leonorilda y, tío, de verdad, estoy absolutamente impresionado. Te aseguro que no recuerdo haber leído antes una obra como ésta, de tan extraordinaria, casi cósmica, energía expresiva. Tremendo Felipe Orlando. Mucho, muchísimo mejor de lo que me esperaba. Me esfuerzo en encontrarle parangón, ubicarlo, reducirlo en fin, pero no se puede. Realismo mágico, había oído. Pero ¡qué va!, es muchísimo más que eso. Un verdadero gozo, un festín literario de primerísimo orden. Para lectores esforzados, eso sí, pero chico, merece la pena la experiencia. Como coronar un 8.000. Cuando lo culminas podrás ver todo el planeta. No se puede pedir más. Y he corroborado lo que decías: imposible aprehender esta obra  con una sola lectura, tal es su anonadante riqueza. Pero no me ha importado, la verdad. He pensado en William Gaddis, el autor americano que no sé si conoces. Pasa igual con él. Tienes que leer, seguir leyendo, no pararte, casi no pensar, no importa que no te enteres a la primera. Como la música, escúchala sin más y disfrútala. Eso es todo. Seguro que al final encuentras tu recompensa. Bueno, no sigo. Ya ves, rendido estoy, como puedes comprobar.

Cuando tú quieras seguimos hablando. De momento, me propongo leer también El perro petrificado. Ya te diré. Son cortitas las dos, en efecto. No estaría de más hacer un solo volumen con ambas, confirmo. Aunque, no sé, no sé, una sobredosis de este destilado puede resultar peligrosísima :-)

Abrazos
Paco Torres

Todo el esfuerzo se justifica en estas ocasiones, todo, todo, todo...

Tomad nota del nombre, Felipe Orlando, ya de paso. Estad atentos...  

martes, 9 de octubre de 2012

Gente que nunca existió





También el libro de Miguel Sanfeliu que publicamos esta primavera pasada nos está generando muchas satisfacciones. Las buenas acogidas se van sucediendo en su torno a medida que se avanza en el conocimiento y la lectura de este libro singular. Todas ellas las ha ido recogiendo el propio autor en su blog. Podéis echarle un ojo aquí, si os parece. La última, en El Cultural de este viernes pasado, la de más alcance, como es de suponer. Esperemos que con ella se produzca la llegada másiva de lectores que sin duda merece este libro... Copio el texto de Care Santos (que dios la bendiga) más abajo por si sois perezosos (sé que sois perezosos) y no os da la gana de hacer ni un solo click más.


Gente que nunca existió

Miguel Sanfeliú

Ediciones de Aquí, 2012. 137 páginas, 13'50 euros

Care SANTOS | Publicado el 05/10/2012 |  Ver el número en PDF
Algunos escritores, como Andrés Neuman, han teorizado acerca de la estrecha relación que existe entre el relato literario y el secreto: tenerlo, guardarlo, saber postergar su revelación, confesarlo con buenas mañas. Todo ello viene como un guante a esta tercera colección de relatos de Miguel Sanfeliú (Santa Cruz de Tenerife, 1962), un libro donde la piedra angular de todas las historias es un secreto, a veces oscuro, que termina por esclavizar a los protagonistas y por erigirse en único actor del drama. Un secreto que algo tiene de tirano.

En su anterior entrega, Los pequeños placeres (Paréntesis, 2011) y en el breve Anónimos (Traspiés, 2009), el autor ya demostró tener pulso firme para crear situaciones inquietantes, donde la realidad y la ficción se entreveraban para formar un mundo literario a veces pariente de lo sobrenatural. Aquí, sin embargo, no reflexiona tanto sobre las dobleces de lo real y lo ficticio como acerca de la doble naturaleza de nosotros mismos, emprendiendo una exploración de nuestro lado oscuro más inconfesable. Lo que se cuenta aquí es, precisamente, esa historia oculta y terrible que todos llevamos a cuestas.

Si es cierto que un cuento debe esconder un secreto, un lector de cuentos debe disfrutar desvelándolo. Sanfeliu les ofrece 22 estupendas oportunidades de hacerlo.