tag:blogger.com,1999:blog-18347995934829731412024-03-08T22:16:34.132+01:00Los días terrestresBlog de Francisco Javier TorresFrancisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.comBlogger201125tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-68656228326409284742020-10-02T11:42:00.002+02:002020-10-02T11:43:51.456+02:00FILOSOFÍA Y FICCIÓN, de Ignacio Gómez de Liaño<p><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa fgxwclzu a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 d3f4x2em fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa fgxwclzu a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 d3f4x2em fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2k4ZSRPc1HavHF59Q9Gtz2w576E-uxiL2p_VlUlSn1b94XL9hXoDpUkf7ZFTVlFsRFgBFa9lMXODynoCOGD7KaghPC59cRchLeaZ22mBqqYiq0o5VLn4tqBJadVw-EOCvaLO_omkByrM/s2048/9788494944895-Portada-Filosofia-ISBN.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1330" height="372" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2k4ZSRPc1HavHF59Q9Gtz2w576E-uxiL2p_VlUlSn1b94XL9hXoDpUkf7ZFTVlFsRFgBFa9lMXODynoCOGD7KaghPC59cRchLeaZ22mBqqYiq0o5VLn4tqBJadVw-EOCvaLO_omkByrM/w242-h372/9788494944895-Portada-Filosofia-ISBN.jpg" width="242" /></a></span></div><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa fgxwclzu a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 d3f4x2em fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto"><br /> </span><p></p><p></p><p><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa fgxwclzu a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 d3f4x2em fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto">Magnífico comentario a FILOSOFÍA Y FICCIÓN, de Ignacio Gómez de Liaño. Para que el que quiera ver (o leer), que vea (o lea).</span> <br /></p><p></p><p>Sobre FILOSOFÍA Y FICCIÓN, de Ignacio Gómez de Liaño</p><div><div dir="auto"><div class="ecm0bbzt hv4rvrfc e5nlhep0 dati1w0a" data-ad-comet-preview="message" data-ad-preview="message" id="jsc_c_sc"><div class="j83agx80 cbu4d94t ew0dbk1b irj2b8pg"><div class="qzhwtbm6 knvmm38d"><span class="d2edcug0 hpfvmrgz qv66sw1b c1et5uql oi732d6d ik7dh3pa fgxwclzu a8c37x1j keod5gw0 nxhoafnm aigsh9s9 d3f4x2em fe6kdd0r mau55g9w c8b282yb iv3no6db jq4qci2q a3bd9o3v knj5qynh oo9gr5id hzawbc8m" dir="auto"><div class="kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q"><div dir="auto" style="text-align: start;">He leído y releído Filosofía y Ficción, pues se trata de un libro destinado a ser "libro de cabecera". Para tenerlo cerca, al alcance de la mano. Las reflexiones que en él se desgranan son otras tantas iluminaciones, no sabría llamarlas de otro modo, puesto que tras leer cada una de ellas la mente queda en suspenso, tocada por algo certero, como cuando se acaba de leer un poema. Calan hondo, llegan al alma, sin duda su lugar de destino, en donde deben irse depositando, en la memoria, por eso es un libro para ser releído.</div><div dir="auto" style="text-align: start;">Filosofía y ficción se interpenetran. Diría que son dos ramales que surgen del mismo caño y que en su devenir las dos corrientes confluyen y se separan, para volver a confluir y separarse. Los cuentos son los frutos de una imaginación filosófica y que dan lugar a una reflexión de este tipo, y, los pensamientos, son fruto de la vida, de una experiencia decantada. Están, estos últimos, sutilmente impregnados de lo vivido, de lo sentido, que es la materia de la ficción. Es filosofía para la vida en donde lo racional y lo afectivo se equilibran. De hecho, yo veo que este libro está hecho de imaginación y memoria. Y de tiempo. Destilación. Fruto de una operación alquímica. Son los términos que me vienen a la mente. Si un lector que no conociera la obra de Ignacio Gómez de Liaño y estuviese deseoso de conocerla, me preguntara por dónde empezar, no dudaría en recomendarle que empezase por este libro, pues en él hallará destilados aspectos fundamentales de la obra de Gómez de Liaño. Todo lo que se dice sobre los viajes y los viajeros me ha interesado especialmente. Luego, hay otra cosa que me admira, y es la claridad con la que se expresa el pensamiento o se narran los cuentos. No hay la menor afectación, el texto fluye con toda la naturalidad del mundo. La labor de orfebre, que existe, para lograr tal despojamiento a la vez que se sortea la sequedad, resulta invisible, lo que manifiesta una suprema elegancia.</div><div dir="auto" style="text-align: start;">He aquí un libro que va a ser un buen compañero para el trecho que me queda de vida.</div><div dir="auto" style="text-align: start;">(Vicente Ferrán Martinell)</div><div dir="auto" style="text-align: start;"> </div><div dir="auto" style="text-align: start;"><br /></div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q"><div dir="auto" style="text-align: start;"><span> </span></div><div dir="auto" style="text-align: start;"><span><a class="oajrlxb2 g5ia77u1 qu0x051f esr5mh6w e9989ue4 r7d6kgcz rq0escxv nhd2j8a9 nc684nl6 p7hjln8o kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x jb3vyjys rz4wbd8a qt6c0cv9 a8nywdso i1ao9s8h esuyzwwr f1sip0of lzcic4wl py34i1dx gpro0wi8" href="http://edalibros.com/colecciones/129-filosof%C3%ADa-y-ficci%C3%B3n.html?fbclid=IwAR10wqknLffx6hoetwe2WTrs4SEcpboqBpBkN0YItxUJnB9K3ZsL74uBl8U" rel="nofollow noopener" role="link" tabindex="0" target="_blank">http://edalibros.com/.../129-filosof%C3%ADa-y-ficci%C3...</a></span></div></div></span></div></div></div></div></div>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-63969927363392044222019-07-10T18:06:00.002+02:002019-07-12T00:06:38.406+02:00¿Cómo estás, negrito?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0T7TKvhaRuyvHQ-SPLhDzmTUTQMe5i944iaIllCqwyTEhQL8S-upEeIAqeZDu1VwvgPV-t_4ujJlLCJCQxggWjaMRxoRAEOzmrNdY8_ZK-ezsq7y7QIh9jE4vzpPwyXTUtDH9ULiYdRk/s1600/IMG_20180519_183203_resized_20190619_061359827.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0T7TKvhaRuyvHQ-SPLhDzmTUTQMe5i944iaIllCqwyTEhQL8S-upEeIAqeZDu1VwvgPV-t_4ujJlLCJCQxggWjaMRxoRAEOzmrNdY8_ZK-ezsq7y7QIh9jE4vzpPwyXTUtDH9ULiYdRk/s400/IMG_20180519_183203_resized_20190619_061359827.jpg" width="300" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
</div>
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</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "times new roman";">El 16 de junio de 2016 nos dimos cita en Dublín
un grupo de amigos. Hacía mucho que ese grupo de muy aguerridos lectores del
que era parte fundamental Hugo Abbati desde hace muchos años, coqueteábamos con
la idea de hacer una de nuestras reuniones literarias en Dublín. Queríamos ir a
Dublín a celebrar el Bloomsday y a comentar allí la obra de James Joyce. Y lo hicimos
por fin en esa fecha con cierto aire diabólico de hace ahora tres años,
llevando además la secreta intención, dicho sea de paso, de reventar cualquier
actividad de la Orden de Finnnegans Wakes y de ridiculizar a su líder Enrique
Vila-Matas, al que alguno de nosotros profesaba cierta animadversión literaria.
Aunque no tuvimos éxito en este último objetivo, tal vez por nuestra
incapacidad para reconocer a sus miembros entre tanto follaje, tal vez porque nuestra
determinación les intimidaba hasta el punto de desaparecer, los demás se
cumplieron y esa fecha, con todos sus mágicos momentos, ha sido motivo de
particular regocijo desde entonces.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "times new roman";">Pero la vida y la muerte son algo
burlonas y han querido que Hugo Abbati, el único de nosotros que portaba su
gabardina Mackintosh en Dublín, fallezca precisamente un 16 de junio. Este
pasado 16 de junio. Es curioso, el destino ha querido que la fecha que hasta
ahora nos traía imágenes luminosas (en la farmacia Sweny’s, en Sandycove…), sea
en adelante un foco tenebroso que proyectará en nuestra memoria cada año el
enorme hueco que ha dejado nuestro amigo tras caer fulminado por un rayo. La
vida y la muerte, su afirmación suprema, actúan ambas sin contemplaciones de
ninguna clase y pueden ser muy crueles sin apenas proponérselo. Que Hugo Abbati
haya muerto tan inesperadamente es su dolorosísima constatación.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "times new roman";">En cualquier caso, como creo conocer lo
suficiente a Hugo Abbati, sé que su satisfacción será absoluta por haberse ido en
el día más literario que se pueda imaginar. Y eso consuela, de forma leve, si
se quiere, pero consuela. Porque para Hugo Abbati la Literatura era la razón de
su existencia (no hablaremos aquí ni de fútbol ni de política). Que era un ser
enfermo de literatura lo hemos ido comprobando desde que nos conocimos hace bastantes
años. Para él la lectura primero y la escritura después (o viceversa) estaban,
creo no exagerar, por encima de cualquiera de las cosas que este mundo pudiera
ofrecerle. Pocas personas he conocido con esa apabullante pasión por la literatura.
Ni yo mismo, si se me permite la broma. Por eso creo que el destino, después de
todo, se ha portado adecuadamente propiciando que Hugo Abbati haya muerto un 16
de junio, en Bloomsday, nada menos, y no en cualquier otra fecha de tantas
anodinas como abundan en nuestro calendario.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "times new roman";">No obstante, sabemos que aunque a James
Joyce lo situaba Hugo Abbati muy arriba en sus preferencias literarias (junto
con Williams Faulkner, no hay que olvidarlo), no era la principal de ellas. En
lo más alto de su predilección estética, estética y algo más, situaba Hugo
Abbati a Samuel Beckett, el insigne secretario de Joyce, precisamente. El mundo
loco que intentaba aprehender Samuel Beckett en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esperando a Godot</i>, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fin de
partida</i> o en el ciclo de Malone eran para Hugo Abbati una referencia
constante. Y su sucio nihilismo y el tremendo
desconcierto vital con los que Samuel Beckett impregnaba su obra, le asombraban
casi más que ningún otro artefacto literario. Por eso, tanto la singular
biografía del enjuto irlandés como su propuesta literaria única eran siempre
motivo de comentario y de reflexión en muchos de los innumerables, de los
gloriosos e inolvidables encuentros literarios que mantuvimos a lo largo de los
años. Pero no era a Samuel Beckett al único autor al que admiraba tanto. Más arriba, aunque
tal vez solo un poquito por encima de Samuel Beckett, situaba Hugo Abbati a
Franz Kafka, otro escritor excepcional, y, desde luego, de la misma estirpe. Sin
duda, era Franz Kafka el escritor al que más admiraba Hugo Abbati desde que,
como contaba, empezó a leerlo con catorce años. Una lectura algo turbadora para
un chiquillo, le decía yo. Y él, nada, nada que no se pueda soportar. En mi
opinión, no solo soportó bien esa lectura pese a la corta edad con que abordó al
escritor checo por primera vez, sino que con sus lecturas posteriores, Hugo
Abbati incorporó con tanto acierto a su obra y a su propia forma de ver el
mundo tan radical propuesta artística e intelectual que es difícil no
sonrojarse ante las propuestas de la mayor parte de aquellos autores a los que
se etiqueta de “kafkianos”. Como diría Hugo Abbati, la mayor parte apenas ha
entendido que además de convertir a seres humanos en bichos, Franz Kafka inoculaba
en sus obras un finísimo humor producto de su escepticismo y una tierna y
profundísima y tal vez única comprensión de la naturaleza humana. De eso
hablaba Hugo Abbati cuando hablaba de Franz Kafka. Y eso mismo es lo que nutre
sus novelas, las publicadas y las que todavía permanecen inéditas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "times new roman";">A Samuel Beckett lo convirtió Hugo Abbati
en artista invitado de su novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dos conversan</i>,
la última que vio publicada. En este inteligentísimo homenaje al escritor
irlandés se desarrollan en paralelo varias historias bastante alocadas: la del
editor mendigo Frijus Lijus, la del melancólico violinista rumano llamado Raco que
toca en una vaquería para que las vacas den mejor leche, la del </span><span lang="ES" style="font-family: "times new roman"; mso-ansi-language: ES;">infeliz broker
Reginald obsesionado por sus inversiones en Galletas Bolivianas Inc., la de Frank,
el oscuro traficante con problemas de conciencia que tiene una hija de diez
años borracha y que trabaja para una organización liderada por una tía
nonagenaria, deportista excepcional… </span><span style="font-family: "times new roman";">Pero
su principal línea narrativa es la que presenta a Samuel Beckett huido del
hospital de París en el que esperaba a la muerte y deambulando moribundo por
las calles acompañado de un uruguayo experto en lenguas ágrafas, dos borrachos
y un perro. </span><span lang="ES" style="font-family: "times new roman"; mso-ansi-language: ES;">Todas estas historias desarrolladas con desbordante
imaginación, confluyen en algún punto y evolucionan siempre a través de los
diálogos que se establecen entre los distintos personajes, sin intervención
exterior de ninguna clase. Todo aquí es, en efecto, </span><span style="font-family: "times new roman";">diálogo. Parece como si Hugo Abbati
quisiera proponernos, ya desde el mismo título de la novela, que el diálogo, la
conversación, es la forma de exorcizar lo absurdo que encierra la existencia. Y
si recordamos además que a ese mismo recurso dialógico es al que acude en sus
dos obras anteriores, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Correspondencias</i>
y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">En el campo</i>, podríamos pensar con
razón que lo que nos venía diciendo Hugo Abbati desde tiempo atrás es que el
diálogo, la conversación (la correspondencia epistolar, sobre todo, en estas dos
últimas, si queremos ser más precisos) es la forma de salvarnos del peso de la
vida, del peso de la Muerte, también. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dos
conversan </i>incluye además un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">bonus
track</i> beckettiano al que hace referencia su subtítulo: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Donde Beckett perdió el poncho</i>, que resulta ser un sesudo estudio
del mismo título que podemos leer nosotros cada vez que Gilda, el personaje del
que está enamorado Reginald, lo hace dentro de la novela y que es la adaptación
de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Esperando a Godot</i> a las exigencias
raciales, climáticas, espaciales, de la Pampa argentina. Un memorable disparate
resulta ser esta personalísima obra que rinde tributo a Samuel Beckett, un
festín literario de primerísimo nivel en el que Hugo Abbati aborda del modo al
que nos tiene acostumbrados, con envidiable soltura, con una levedad admirable
(de acuerdo con Italo Calvino), cuestiones nada baladíes: la comunicación
humana, el peso del lenguaje mismo, la muerte... </span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "times new roman";">En cuanto a Franz Kafka, es verdad que no
cuenta con su novela-tributo (aunque existe, existe esa obra, eso sí, y se
publicará), pero como ya se ha dicho, es una presencia constante en la obra de Hugo
Abbati. En <a href="https://franciscojaviertorres.blogspot.com/2011/06/correspondencias-return.html"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Correspondencias</i></a>, la
primera novela que publicó en España, una cita de Franz Kafka tomada de sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Diarios</i> abre la obra. Creo que esa cita resulta
muy apropiada para ilustrar lo que sosteníamos antes a propósito del
aprovechamiento que de Franz Kafka hace Hugo Abbati. Dice así: “M. estuvo aquí; no
vendrá más… y sin embargo, todavía existe una probabilidad, cuya puerta cerrada
vigilamos ambos, para que no se abra, o más bien, para que ninguno de los dos
la abra, ya que sola no quiere abrirse”. En mi opinión, es ese “sola no quiere
abrirse” lo que nos da la dimensión de lo que Hugo Abbati admira de la obra de
Franz Kafka y de lo que propone constantemente en su propia obra, esa
enternecedora perversión conceptual, casi un chiste, que nos insta a desafiar
cualquier estructura lógica de cualquiera de los conceptos que manejamos. Ejemplos
de esta forma de abordar la escritura y, por extensión, la existencia, son abundantes
a lo largo de toda la obra de Hugo Abbati, pero no es necesario hacer aquí un
catálogo. Sí es interesante señalar que <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dos
conversan</i> se abre de nuevo con una cita de Franz Kafka. O eso parece,
porque no es nada más (y nada menos) que una divertidísima pirueta apócrifa a
través de la cual consigue unir en una frase a Samuel Beckett y Franz Kafka con
James Joyce, erigiéndole ingeniosamente el altarcito que le corresponde a su
particular santísima<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>trinidad.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "times new roman";">Entre estos parámetros de exigencia
máxima desarrollaba su obra Hugo Abbati. Y lo hacía, a<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mi modo de ver, con máxima eficacia, como
demuestran cualquiera de las tres novelas que he citado, las únicas publicadas
hasta ahora, es verdad, pero que no van a ser las últimas. Para felicidad
nuestra, hay algunas más que aguardan su publicación. A mí mismo me mandó
varias que tenía terminadas cuando entre bromas y veras quiso que fuera yo su
albacea literario en un momento en el que, desde luego, nada indicaba que tendría
que ejercer esa desdichada función. Ellas van a consolarnos algo de la gran
orfandad en la que nos ha dejado sumidos la muerte de Hugo Abbati, con estas
novelas vamos a poder corroborar de nuevo su altura artística, su talla
intelectual. No es poca cosa para los que tanto lo vamos a echar de menos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-layout-grid-align: none; mso-pagination: none; text-align: justify; text-autospace: none; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "times new roman";">Hugo Abbati nos deja, pues, su obra, como
suele decirse. Pero los amigos lo vamos a echar a él mucho de menos. En este
mundo algo ingrato y bastante descreído no es fácil encontrar a alguien que como
Hugo Abbati sea un constante estímulo intelectual y un ejemplo de humildad y de
desprendimiento. Muy pocas personas consiguen interpelarnos del modo en que
Hugo Abbati lo hacía, con su enorme curiosidad, su interés por lo ajeno y su capacidad
de comprensión de cualquiera de las debilidades humanas. Vamos a echar de menos
a alguien que además, gracias a su espíritu aventurero siempre al acecho de la
excelencia poco transitada, supo prescribirnos lecturas insólitas, regocijantes.
Sé que sin su recomendación, al menos yo no hubiera llegado nunca a escritores
de la talla de Patrick White, de Robert Murnane, de Fleur Jaeggy o del polaco
Witkiewicz (su último entusiástico descubrimiento, del que nos regaló a Paco
Martín y a mí su obra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Insaciabilidad</i>).
A Iris Murdoch o Katherine Mansfiel, sí, tal vez sí hubiera llegado. Reconozco
que Hugo Abbati no tenía apenas dificultad para convencerme de la calidad de
los escritores tan nutritivos que indicaba. En cambio yo, qué curioso, tenía
serias dificultades para convencerlo, pongo por caso, de la excelencia de
Michel Houllebecq o Enrique Vila-Matas (aunque de las dos dudo algo yo ahora
mismo, dicho sea de paso).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman"; font-size: 12.0pt;">Para este pasado mes de junio
de 2019, el grupo de aguerridos lectores teníamos programado un nuevo viaje
literario a Portugal al que Hugo Abbati no pudo incorporarse. Decidimos
mantenerlo pese a nuestra aflicción. Y decidimos también rendirle un pequeño
homenaje a nuestro amigo ausente que consistió en elegir cada uno de nosotros
un párrafo de su novela inédita <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Paisajes
desde el asilo</i>, justificarlo y leerlo a los demás. Estuvimos presentes
Almudena, José Manuel, Raquel, Ángel, Paco Martín, Pepe, Carmen, María, Nicolás,
yo mismo. El lugar elegido para el recordatorio fue el Literary Man Hotel de
Óbidos, el lugar más literario que podamos imaginar, el más hermoso, el más
apropiado para nuestro propósito, con libros en cada rincón y altas estanterías
llenas de libros cubriendo cada pared hasta el techo. Estoy seguro de que Hugo
Abbati estaba allí con nosotros. Estoy seguro de que hubiera querido empujar un
libro desde la estantería más alta para que quedara abierto por esa página que
nos dijera a su modo que, en efecto, estaba allí con nosotros. Pero esto son
paparruchas. La verdad, la única verdad verdadera es que ya no será posible volver
a escuchar a Hugo Abbati<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>saludando al
teléfono y preguntando: ¿cómo estás, negrito? Y eso, quieras que no, es una
pena muy grande.</span>
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<br />Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-88878052594929527252017-08-09T14:25:00.001+02:002017-08-09T14:41:56.100+02:00Delillo a cero grados Kelvin<style>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh8CBGqYD9iSt6LImq6Cp8V_pUBKc1tt44f0yTnK4soXc2SkG2NPk-cLjkl7I6iBqA9zkXaeP7g70QQhNoK-MGfISE_j1U_Ob00Qwmlri4MYjxjNDZslHF-vOKAKwyBWj4pq3K5rPirEY/s1600/el+humano+es+principalmente+un++conjunto+de+enrgias+vibrando+con+el+universo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="419" data-original-width="314" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh8CBGqYD9iSt6LImq6Cp8V_pUBKc1tt44f0yTnK4soXc2SkG2NPk-cLjkl7I6iBqA9zkXaeP7g70QQhNoK-MGfISE_j1U_Ob00Qwmlri4MYjxjNDZslHF-vOKAKwyBWj4pq3K5rPirEY/s400/el+humano+es+principalmente+un++conjunto+de+enrgias+vibrando+con+el+universo.jpg" width="298" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">Don DeLillo (dilailo, si lo pronunciamos a la
inglesa) pertenece a la misma generación de escritores norteamericanos que
Raymond Carver, John Barth, Philips Roth, Thomas Pinchon, Donald Barthelme,
Robert Coover, Cormac McCarthy…<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Todos estos
colosos de la literatura han nacidos en los años 30 del pasado siglo. Y como
algún otro de sus compañeros, año tras año desde hace ya unos cuantos, Don
DeLillo es candidato al Premio Nobel (aunque no lamentemos tanto que no se lo
den, eso sí, como cuando Murakami, año tras año igualmente, queda relegado por
estrecho margen, el pobrecito…).<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Afortunadamente
aún le quedan a DeLillo algunas oportunidades más para que su candidatura
prospere. En cualquier caso, creedme, poco importa que se lo den o que no se lo
den. Con el galardón o sin él, estaremos igual ante un gigante de las letras
norteamericanas, de las letras del mundo, no nos engañemos; estaremos ante un
autor que ha sabido diseccionar como nadie la sociedad norteamericana (la nuestra
en cierto modo, aunque nos pese), y poner al descubierto sus miserias, sus
miedos, todas sus mentiras…<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">No voy a negar que Don DeLillo es un autor
seriote, bastante alejado de esas fiestas literarias con las que disfrutamos tanto,
dicho sea de paso. Pero esta circunspección, a mi modo de ver, la compensa con
la enorme capacidad de penetración en las obsesiones y los traumas de la
sociedad contemporánea, de la sociedad posmoderna, de la sociedad del
capitalismo salvaje en la que nos ha tocado vivir. La compensa también con la
maestría con la que expone el extravío de esa misma sociedad y nuestro íntimo
desvalimiento, nuestro desolado discurrir dentro de ella. Con la lucidez y la
inteligencia de sus análisis, igualmente la compensa; con su ironía tan desencantada
y su valentía al abordar las grandes incógnitas de la especie humana: la
religión, el mal, las catástrofes, qué es la vida y qué es la muerte…, la
muerte, sobre todo, qué es la muerte y cómo condiciona nuestra existencia, se
pregunta una y otra vez en sus obras Don DeLillo. Un poco inquietante todo, no
lo voy a negar, insisto, pero puede que su lectura resulte un higiénico
ejercicio de reflexión sobre nuestros propios fantasmas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cosmópolis
</i>(2003), la primera de sus novelas que yo leí, un vacuo jovencito,
megamillonario gracias a sus exitosas especulaciones en los mercados
internacionales y al borde de la ruina por una alocada apuesta de toda su
fortuna contra el yen, atraviesa Nueva York entera en su limusina para cortarse
el pelo y encontrarse finalmente con su propia nada, con la muerte. Me
deslumbró la novela. Y si no la habéis leído, alguno de vosotros habrá visto al
menos la espléndida película que Cronenberg hizo con ella, en adaptación
absolutamente literal y con el cara de palo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crepúsculo</i>, Robert Pattison, como actor principal. Después vino <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ruido de fondo</i> (1985). Caí rendido (¡<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ruido de fondo</i>, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ruido de fondo</i>, leed, por favor, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ruido de Fondo</i>!). Aquí hay un medicamento experimental, el Dylar,
que inhibe químicamente el miedo a la muerte. Y hay centros comerciales que son
templos de salvación en la liturgia de la nueva religión consumista, y una
catástrofe ambiental también hay, y un profesor de universidad que dirige el
departamento de estudios sobre Hitler… Y un “ruido de fondo” que lo envuelve
todo, esto es, una radiación de fondo que tiene abocado <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>al universo al big crunch, según dicen los
científicos…</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">Más tarde vino <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Libra</i>
(1988), quizás, para mí, la más lograda estructuralmente, donde hace confluir
de modo fascinante dos historias paralelas, la de la conspiración de la CIA en
el asesinato de Kennedy y la de la vida del don nadie Lee Harvey Oswald. Y
luego <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Mao II</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Punto Omega</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fascinación</i>,
una novelita temprana esta última (1978) sobre la búsqueda de una hipotética
película porno en la que actuaba Hitler. Y leí también <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Contrapunto</i>, un deslumbrante ensayito en el que “contrapone” las
figuras de tres gigantes, Glenn Gould, Thomas Bernhard y Thelonius Monk, en su
búsqueda de la verdad artística y de la belleza y que concluye transcribiendo el
mensaje que junto con una grabación de las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Variaciones
Golberg</i> interpretadas por Glenn Gould, la NASA lanzó al espacio profundo a
bordo de la nave Voyager en 1977, por si alguien de ahí afuera pudiera escuchar.
Dice así ese mensaje: <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">Somos
seres inteligentes, versados en matemáticas y capaces de organizar una
secuencia coherente de sonidos en el tiempo, para crear una composición
unificada llamada música, una forma de arte cuya verdad, oficio, originalidad,
y otras indecibles propiedades, proporcionan una cualidad de placer
trascendente, llamada belleza, a la mente y los sentidos de quien escucha.</span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">Tengo pendiente desde hace tiempo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Submundo </i>(1997), a decir de todos los
lectores de DeLillo, y para escarnio mío, su obra maestra, precisamente. La
tengo en mi escritorio desde hace mucho. Es un tomazo. Caerá, ya caerá. Seguro.
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zero K</i>
de nuevo DeLillo aborda su tema más recurrente: el miedo, el miedo cósmico a la
muerte. Y añade para la ocasión la posibilidad de vencerlo a través de las
nuevas tecnologías. Pero también reflexiona sobre nuestra verdadera naturaleza
preguntándose casi de forma obsesiva si somos cuerpo o somos mente. Y
preguntándose además si no somos solo lenguaje, después de todo. Recordad a
Jeffrey nombrándolo todo, definiéndolo todo, poniendo nombre a todo y a todos, inventándose
nombres, pidiendo a Ross que nombre a Madeline para poder darle así existencia.
O recordad el, a mi modo de ver, perfectamente impostado monólogo de Artis en
la cápsula, un arriesgado ejercicio a través del cual experimentamos tal vez en
la práctica lo hasta ese momento expuesto en las teorías de los gurús de la
Convergencia sobre el tiempo, el espacio, el lenguaje de nuevo... </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">Pero en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zero
K</i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la gran odisea tecnológica que se
desarrolla ante nuestros ojos con enorme precisión ambiental y emocional, se
pone en relación con la pequeña odisea de una vida anodina, la de un escéptico
ser humano preocupado más por la espita del gas, sus llaves o el cerrojo de la
puerta que por su destino. ¿Cuál de ellas es la mayor, la más trascendente?,
parece preguntarse DeLillo. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zero K</i>
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>veo dos momentos que hay que leer con
muchísima atención. Me refiero a la charla de los gemelos Stennmark y a la
conversación de Jeffrey con Ben-Ezra en el jardín del complejo. ¿Qué hay ahí de
verdad? ¿Es la parodia de una tesis “postracionalista”, o la confirmación de la
nueva, de la ultimísima fe en una religión sin Dios que otra vez nos promete la
vida eterna? </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zero K</i>,
además, hay que estar pendientes de los detalles. De los maniquíes, por
ejemplo, de esa dantesca fosa común de maniquíes, de la figura inmóvil y
asexuada en la “sala de arte”, de la figura inmóvil y asexuada que ve Jeffrey
en el metro y en las calles (¿otra o la misma?). De las catacumbas. De las
proyecciones de las catástrofes en los pasillos de la Convergencia. De la
temperatura de las ciudades. Del interés de Stak por el pastún. Altamente
simbólico todo. Y eso me gusta, lo reconozco, porque está constantemente
DeLillo poniendo a prueba nuestra capacidad de imaginación. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">¿Qué es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zero
K</i>, una novela de ciencia-ficción, una novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">con</i> ciencia-ficción, como dice Rodrigo Fresán al referirse a su
novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El fondo del cielo</i>
(espléndida, por otra parte)?, ¿Es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zero K</i>
una novela testimonial, de iniciación tal vez? ¿Podría ser <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zero K</i> una novela de amor? ¿Y realista? ¿Es realista <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zero K</i>? ¿Y de tesis? ¿Qué tesis? ¿De qué
lado, en qué tesis nos situaríamos entonces?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Zero K</i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>todo está narrado como en susurro, de modo
doméstico, casi privado, he leído por ahí. Muy bien puede ser ese recurso lo
que provoque la sensación de cotidianeidad, de normalidad en sus frases, de
cercanía en sus personajes (recordad al Monje). En su prosa, áspera a veces,
todo parece conducir al objetivo previsto, sin adherencias, sin alardes
estilísticos que enturbien la narración. Un lenguaje sobrio al servicio de la
historia, no de cualquier historia. ¿No es ese, no debería ser ese, pregunto,
el objetivo de todos los novelistas? No es esta una cuestión menor <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>para empezar a hablar sobre la novela de Don
DeLillo, desde luego.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri"; font-size: 13.0pt;">Y ahora ya, excusadme. Y crucificadme seguidamente
si queréis por mi osadía al haberos soltado esta monserga. Pero daos prisa, en
cualquier caso, no vaya a ser que el meteorito de Cheliábinsk nos consuma a
todos antes…</span></div>
Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-73464991697748022562016-03-06T22:04:00.000+01:002016-03-06T22:04:02.530+01:00Margo Glanz me interesa<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaDQuw4tcf4adZxK-vbyVpZhJyf3nHMLO1tKa8gYqmxrjtVzm6jgdEMQpp2axO0scmZfMgIaNBlmYbcpYEv8XqtRSEHPY3Uh11RQIIzYVXPPUCBTGhqO7J2UgOpApFV6iQGXKTXTLhQYw/s1600/simple-perversion-oral-margo-glantz-valeria-luiseli-sexto-piso-robotania-FIL-2014.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaDQuw4tcf4adZxK-vbyVpZhJyf3nHMLO1tKa8gYqmxrjtVzm6jgdEMQpp2axO0scmZfMgIaNBlmYbcpYEv8XqtRSEHPY3Uh11RQIIzYVXPPUCBTGhqO7J2UgOpApFV6iQGXKTXTLhQYw/s320/simple-perversion-oral-margo-glantz-valeria-luiseli-sexto-piso-robotania-FIL-2014.jpg" width="274" /></a></div>
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<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa, en primer
lugar, la figura de esta mujer, de padres judíos y ucranianos emigrados a
México. Una institución literaria en su país. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa, después, el
discurso de esta mujer, que dice “escribir desde su sexo” </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa comprobar la
altura creativa de esta mujer que demuestra lo que yo vengo sospechando, y
sobre lo que algunas veces hemos discutido: que nada tiene que ver el género
del autor en la calidad de la obra.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa el tratamiento
del cuerpo en la obra de esta mujer. Su lado femenino, desde luego. Su lado
combativo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa la naturalidad
con la que maneja la alta cultura y la baja cultura. (En Saña: Naomi
Campbell/Bacon. En El Rastro Jorge Sanz, Versace/Baremboim.)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesan sus digresiones
sobre música. Gould, los Castratti... </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa, mucho, en El
Rastro la imbricación entre el ensayo y la ficción.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa el tratamiento
que hace esta mujer de la eterna oposición entre emoción y razón, entre
biología y tecnología (¿qué es el corazón?).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesan las digresiones
literarias. Me encanta que cite a Bernhard, a Sebald, a Dostoiesvki, incluso
para contradecirlos… (pág. 50)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa ese ritornello incesante
de El Idiota, la obra de Dostoiesvki.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa en El Rastro la
maestría con que se mantiene sin desfallecer el continuado monólogo interior de
la narradora.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa en El Rastro esa
mise en abyme de algunas de las historias que cuenta el marido de Nora y que me
ha recordado a Barbey d’Aurevilly, el escritor francés del siglo XIX que, por
cierto, yo adoro.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesan las
transiciones entre el monólogo interior y el diálogo con los distintos
personajes.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa el intento que
lleva a cabo aquí Margo Glanz de descifrar la “fisiología” del amor. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa, aunque un poco
menos, es verdad, el aspecto sociológico del libro. El retrato, aunque somero,
de la idiosincrática sociedad mexicana.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa esa pregunta
retórica que se/nos hace la narradora en la pág. 115: “¿es imposible expresar
la pasión?”</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">-Me interesa esa leve brisa
existencial, muy melancólica, de El Rastro: “esa absurda herida que es la
vida”…</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 13.0pt;">Todas estas cosas me interesan, y a lo mejor incluso pronto amplío la lista... </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-77079339394389248192015-07-12T14:56:00.001+02:002015-07-12T14:56:50.252+02:00Cuando el futuro se acabó<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGw4WNoj4bCfyChd33sXR-FG0SNA79eRTUPq6bVQzGcLZ6SpiFp62ms18GA6P4zeVml3oSj4Oek706qeQVJL86a2k-BSGK_DDh7JKfB3DqVz9i6e7OUZkzJJU2tC2-X6cqIQmUCFZgMB4/s1600/images.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="185" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGw4WNoj4bCfyChd33sXR-FG0SNA79eRTUPq6bVQzGcLZ6SpiFp62ms18GA6P4zeVml3oSj4Oek706qeQVJL86a2k-BSGK_DDh7JKfB3DqVz9i6e7OUZkzJJU2tC2-X6cqIQmUCFZgMB4/s400/images.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
LA IRONÍA DADAÍSTA<br /><br />No se puede decir que el dadaísmo posea un programa. El futurismo es un movimiento fuertemente programático, sus intenciones están claras, son afirmativas, arrogantes. Las decisiones estéticas son precisas, proyectos políticos tan claros que pueden vociferarse ante multitudes de entusiastas dispuestas a pasar a la acción. Efectivamente, la figura retórica dominante del futurismo es la hipérbole, una forma exagerada de afirmación, de exaltación del significado. El signo hiperdefine su significado levantando la voz, sobrecargando la intención comunicativa.<br /><br />Cuando se habla de dadaísmo es difícil hablar de programa porque su figura retórica predominante es la ironía.<br /><br />En la ironía existe siempre la conciencia de la disociación entre lenguaje y realidad.<br /><br />En cuanto figura retórica, la ironía consiste en afirmar negando, en decir una cosa para expresar su contrario. Aunque no es exactamente así. Es así y no lo es. No podemos definir la ironía de manera demasiado unívoca y precisa. Definir la ironía sería poco irónico.<br /><br />La ironía es conciencia de la irreductibilidad del lenguaje al mundo y del mundo al lenguaje.<br /><br />La ironía sugiere no tomar demasiado en serio lo que decimos, lo que proponemos, y sobre todo sugiere no asumir la responsabilidad del mundo tal y como es, ni tampoco de lo que nosotros mismos hacemos. La ironía es espíritu de irresponsabilidad, y por tanto es disolución del sentimiento de culpa. La ironía nos recuerda que la vida no se puede decir.<br /><br />Lave: un-an-al-iz-a-ble, escribe Ignacy Witkiewicz en la novela más extraordinaria escrita por un escritor dadaísta, Insaciabilidad. No podemos escribir un libro sobre el futuro del pasado, o sobre el pasado del futuro, sin hacer referencia a Insaciabilidad de Ignacy Witkiewicz. Se trata de una historia que acontece en la Polonia de los años veinte entre cocaína, princesas ya no tan jóvenes que seducen a oficiales de caballería, pianistas monstruosos y geniales que tocan música infernal, demonismos, sensiblerías, fantapolítica. Polonia es el único lugar en el mundo en el que resiste el humanismo individualista, amenazado por el comunismo espiritualista procedente de la China de Murti Bing, como una droga hipnótica, igual que un Gran Hermano. Novela de visionaria, lúcida, irónica, alocada prefiguración distópica. Witkiewicz huyó de Varsovia cuando los nazis se acercaban, intentó fugarse, ¿pero a dónde ir? Con una amiga, se internó en el bosque, esnifando c ocaína y llorando y riendo hasta que decidieron acabar con todo. Un poco como hizo Benjamin del otro lado de Europa.<br /><br />La ironía dadaísta nos recuerda, al igual que Witkiewicz, que la vida no se puede decir. Lo que nosotros decimos no es sino un puente imaginario sobre el abismo del sentido.<br /><br />El gesto de Duchamp consiste en exhibir un signo para negar el significado o para dejar en suspenso el significado que nosotros le atribuimos.<br /><br />Exhibir el carácter artístico de lo que es banal, pero también el carácter banal del gesto artístico. Dada rompe la dimensión áurea del arte y también la dimensión banal de la vida cotidiana. Irónica banalización del gesto artístico. Irónico recubrimiento de oro del objeto de uso cotidiano.<br /><br />Sólo hay una frase programática que podemos atribuir al dadaísmo. Es el grito de Tristan Tzara:<br /><br />Abolir el arte<br />Abolir la vida cotidiana<br />Abolir la separación entre arte y vida cotidiana.<br /><br />Sin embargo, se trata de un programa bastante difuso. Hacer una obra de arte significa hacer de la vida cotidiana el lugar en que se difunde el aura del arte como fuerza perenne e ininterrumpida. Más que abolir, Dada suspende.<br /><br />La ironía es suspensión del significado. El juego de las relaciones entre signo, significado y referente define los variados matices y modalidades del lenguaje artístico del siglo xx.<br /><br />Desde luego, el futurismo está poco dotado para la ironía. Su retórica heroico-gesticulante por lo general afirma de modo apodíctico, hiperbólico e incuestionable.<br /><br />Al contrario, el dadaísmo atenúa. Más que afirmar, pone en suspensión, y hay que considerar toda iluminación particular como una de las muchas posibilidades de sentido. La ironía tiene carácter suprainclusivo, o quizás incluso omniinclusivo: el signo no posee una única posibilidad de interpretación, sino muchas, infinitas quizás. Dada no significa nada, o bien significa todo. La ironía tiende a ampliar la inclusividad significante de todo signo. También el surrealismo, de modo muy diferente, es agudamente consciente de una posible suprainclusividad semántica de los signos.<br /><br />La relación entre signo y significado es la cuestión fundamental de cualquier utopía. Habla de ello Mario Perniola en su libro de juventud de 1971 La alienación artística, que se puede leer como una introducción a las problemáticas del pensamiento situacionista, es decir, el idealismo en su fase terminal. Perniola habla de escisión constitutiva de la época moderna: escisión entre el arte, esfera del significado privada de realidad, y la vida cotidiana, esfera de la realidad privada del significado. La economía capitalista, separando el valor de uso del valor de cambio, reduciendo las cosas a mercancías, cancela o suprime el significado de la acción humana, reduciéndolo a trabajo alienado. El trabajo no es más que repetición de gestos que no significan nada para quienes los realizan, pero que permiten acumular valor al capital.<br /><br />Frente a este escándalo de la alienación, el pensamiento humanista se rebela, y proyecta la utopía de la recomposición: el trabajo debe tornarse actividad consciente, actividad dotada de sentido.<br /><br />Se trata del núcleo central de la revuelta de los años sesenta, años en que la modernidad, una vez alcanzada la plenitud del desarrollo industrial debería finalmente mantener su promesa: la promesa política de la igualdad, la libertad y la fraternidad, pero sobre todo la promesa utópica del sentido: recomponer la escisión entre trabajo y acción, devolver el sentido a los gestos de la vida cotidiana devolver realidad al gesto artístico.<br /><br />La intención que anima la revuelta de los años sesenta, esa intención de vida auténtica, de vida en la que el significado se recompone con la realidad, es el cumplimiento del idealismo moderno, que domina la escena filosófica en los años de la Hegel renaissance y del humanismo marxista. La crítica debordiana del espectáculo nace de estas premisas.<br /><br />Antes de que los movimientos sociales experimentasen la utopía de la vida auténtica, suspendiendo las obligaciones de la producción, de la disciplina y de la represión, la vanguardia había experimentado aquella utopía en el plano lingüístico y gestual, poniendo en escena el abanico completo de las posibilidades de relación entre signo y significado y referente.<br /><br />Las investigaciones lingüísticas han establecido el carácter arbitrario y convencional de los signos que utilizamos en la vida cotidiana para comunicarnos algo respecto al mundo en que vivimos. En el lenguaje de la vida cotidiana cada signo tiene una relación aproximada con su significado. El significado de los signos que utilizamos se ha establecido intersubjetivamente a lo largo de una negociación continua y aleatoria que no establece nada definitivo.<br /><br />La convención relativa a los signos es una convención débil, el sentido de una palabra cambia en relación con el contexto en el que la estamos utilizando, queremos decir una cosa pero tal vez queramos decir también otra.<br /><br />El lenguaje científico por el contrario, es altamente convencional: el significado de cada signo debe establecerse de modo fuertemente codificado. Cuando utilizamos una palabra en el ámbito científico, tenemos que estar de acuerdo sobre su significado porque el significado de una palabra científica no depende del contexto ni del humor, sino del contenido que hemos establecido por convención. El saber científico sólo funciona cuando los signos que utilizamos para elaborarlo y comunicarlo se establecen de manera rigurosa.<br /><br />Luego está la palabra poética. En la poesía las palabras, aun manteniendo su estatus semántico arbitrario y convencional, no son ni arbitrarias ni convencionales, los signos ponen al descubierto todo el trabajo de significación porque la poesía es el laboratorio del significado puesto al desnudo.<br /><br />El lenguaje científico debe abolir todo margen de ambigüedad del mensaje. El lenguaje común establece cierto nivel de acuerdo entre los hablantes para volver unívoco el sentido de las palabras, o cuando menos para posibilitar su uso compartido. La palabra poética es plurisensual y polívoca, es apertura y multiplicación de las posibilidades de interpretación. La poesía amplía el margen de ambigüedad hasta el punto de que el significado pierde definición y el área de interpretación del signo se extiende de forma ilimitada.<br /><br />También la utopía se propone algo similar: quiere ser extensión ilimitada del área de significado de los signos para que la actividad no quede encerrada entre las rejas del trabajo abstracto, que reduce el significado a repetición y priva al gesto de toda libertad de elección.<br /><br />Durante los años sesenta la lección utópico-irónica del dadaísmo entra en contacto con el idealismo filosófico y con la esperanza de autenticidad, y el futuro parece estar al alcance de la mano, presente incluso. Empieza entonces la época del ahora, la época de la realización presente, o del presente verdadero, la época de la utopía que ha hallado su lugar, o cree haberlo encontrado, para siempre. Un hijo de las flores no piensa en el mañana.<br /><br /><br /><i>Fragmento del libro "Después del futuro / Desde el futurismo al cyberpunk. El agotamiento de la modernidad", de Franco Berardi. Traductor Giuseppe Maio. Enclave de libros ediciones, Madrid, 2014. (Salón Kritik. Domingo Festín Caníbal) </i>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-41437310768065304012015-05-04T20:12:00.001+02:002015-05-04T20:12:52.742+02:00Oscura luz de octubre<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqVUP5Pl-D6dK9TgLP2Wpwvu6lFxkPJm1CPkUtSxKd6k-On7BY7WRlhw_jv79gumxahUaHmk0EOZBLSCPwfOVY8WplHCGtDM-FBBtFZ3OeRY0qr0KGWDI2TVbGNXv5HFh-6KhF0LnxrG4/s1600/Invitacio%CC%81n+Oscura+Luz+.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqVUP5Pl-D6dK9TgLP2Wpwvu6lFxkPJm1CPkUtSxKd6k-On7BY7WRlhw_jv79gumxahUaHmk0EOZBLSCPwfOVY8WplHCGtDM-FBBtFZ3OeRY0qr0KGWDI2TVbGNXv5HFh-6KhF0LnxrG4/s320/Invitacio%CC%81n+Oscura+Luz+.jpg" width="320" /></a></div>
<br />Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-12978407197210684492015-01-14T20:52:00.001+01:002015-01-14T20:53:53.013+01:00Ahí nos han dao<a href="http://www.elconfidencial.com/mundo/2015-01-10/respetando-a-los-canibales-europa-es-complice-del-fundamentalismo-isl">http://www.elconfidencial.com/mundo/2015-01-10/respetando-a-los-canibales-europa-es-complice-del-fundamentalismo-isl</a>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-77014330864377962352014-10-26T22:57:00.000+01:002014-10-26T22:57:45.864+01:00EL MUNDO DE AYER (Stefan Zweig)
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFL8LQNpBj03HdEPokg3Xy5vyGHTd6DpnHmqNvDARpYl5vujJ4JtKKke91gNGgca9-aljLkqJVHE9VMCzOMzJs5aBySRMomPORb6SQ3vmRcik-8mLHXODfsZD5VF12IHwCZ9RXNpRgoAg/s1600/cerrado.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFL8LQNpBj03HdEPokg3Xy5vyGHTd6DpnHmqNvDARpYl5vujJ4JtKKke91gNGgca9-aljLkqJVHE9VMCzOMzJs5aBySRMomPORb6SQ3vmRcik-8mLHXODfsZD5VF12IHwCZ9RXNpRgoAg/s1600/cerrado.jpg" /></a></div>
<div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<b><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-bidi-font-size: 10.0pt;">Para
los hombres de hoy, que hace tiempo excluimos del vocabulario la palabra «seguridad»
como un fantasma, nos resulta fácil reírnos de la ilusión optimista de aquella
generación, cegada por el idealismo, para la cual el progreso técnico debía ir
seguido necesariamente de un progreso moral igual de veloz. Nosotros, que en el
nuevo siglo hemos aprendido a no sorprendernos ante cualquier nuevo brote de
bestialidad colectiva, nosotros, que todos los días esperábamos una atrocidad
peor que la del día anterior, somos bastante más escépticos respecto a la posibilidad
de educar moralmente al hombre. Tuvimos que dar la razón a Freud cuando
afirmaba ver en nuestra cultura y en nuestra civilización tan sólo una capa muy
fina que en cualquier momento podía ser perforada por las fuerzas destructoras
del infierno; hemos tenido que acostumbrarnos poco a poco a vivir sin el suelo
bajo nuestros pies, sin derechos, sin libertad, sin seguridad. Para
salvaguardar nuestra propia existencia, renegamos ya hace tiempo de la religión
de nuestros padres, de su fe en un progreso rápido y duradero de la humanidad;
a quienes aprendimos con horror nos parece banal aquel optimismo precipitado a
la vista de una catástrofe que, de un solo golpe, nos ha hecho retroceder mil
años de esfuerzos humanos. Sin embargo, a pesar de que nuestros padres habían
servido a una ilusión, se trataba de una ilusión magnífica y noble, mucho más
humana y fecunda que las consignas de hoy. Y algo dentro de mí no puede
desprenderse completamente de ella, por alguna razón misteriosa, a pesar de
todas las experiencias y de todos los desengaños. Lo que un hombre, durante su
infancia, ha tomado de la atmósfera de la época y ha incorporado a su sangre,
perdura en él y ya no se puede eliminar. Y, a pesar de todo lo que resuena en
mis oídos todos los días, a pesar de todas las humillaciones y pruebas que yo y
mis innumerables compañeros de destino hemos padecido, no puedo renegar del
todo de la fe de mi juventud y dejar de creer que, a pesar de todo, volveremos
a levantarnos un día. Desde el abismo de horror en que hoy, medio ciegos,
avanzamos a tientas con el alma turbada y rota, sigo mirando aún hacia arriba
en busca de las viejas constelaciones que brillaban sobre mi infancia y me
consuelo, con la confianza heredada, pensando que un día esta recaída aparecerá
como un mero intervalo en el ritmo eterno del progreso incesante.</span></b></div>
<b>
</b><div class="MsoPlainText" style="text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<br /></div>
Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-13911692175302257022014-10-05T11:59:00.000+02:002014-10-05T11:59:31.748+02:00ESQUIZORREALISMO en MadrididAcercaos, por favor, que habrá vino y todo eso...<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLi0y-FMEeFVXVrpvBqWyQSbev6qvMyFi_pjTptaXpCLXjm5FR0A_sTqATeULkaSSQMYmUgqG0yA7PJTlQClBzSoVn2V3WdbgmvZaBmsNi7v6cKO5Dq9um6ibhH4C5E2Ih0TBLOye6Djw/s1600/Invitacio%CC%81n+Tipos+Infames.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLi0y-FMEeFVXVrpvBqWyQSbev6qvMyFi_pjTptaXpCLXjm5FR0A_sTqATeULkaSSQMYmUgqG0yA7PJTlQClBzSoVn2V3WdbgmvZaBmsNi7v6cKO5Dq9um6ibhH4C5E2Ih0TBLOye6Djw/s1600/Invitacio%CC%81n+Tipos+Infames.jpg" height="280" width="400" /></a></div>
<br />Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-7982411325802352852014-04-25T19:39:00.000+02:002014-04-25T19:40:07.286+02:00Crítica y clínica en Vicente Núñez (diagnóstico reservado)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTNe6-Gr57bbPNrIiXlfWNt5KgDynEIC9gGZgIRZm4ecRaxo1Z-7MooFEMldqjVSplNMIYbgzhyphenhyphenqv8Z1yFf2xqhcB4ytLio21kUM_NVWZeiXck9KB1DBehj6Etv0mpFt6FI-QuAz4c-6w/s1600/image.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTNe6-Gr57bbPNrIiXlfWNt5KgDynEIC9gGZgIRZm4ecRaxo1Z-7MooFEMldqjVSplNMIYbgzhyphenhyphenqv8Z1yFf2xqhcB4ytLio21kUM_NVWZeiXck9KB1DBehj6Etv0mpFt6FI-QuAz4c-6w/s1600/image.jpg" height="225" width="400" /></a></div>
<b>Ayer estuve en unas jornadas sobre Vicente Núñez qe organiza el CEP Priego-Montilla de Córdoba, exponiendo el trabajito que me ha tenido fuera de las canchas de juego las tres últimas semanas. Estuvo bien, buena comida, buenos vinos, oyentes atentos en número suficiente... En él he revisado la obra crítica y en prosa del poeta de Aguilar, y he argumentado mis nuevas opiniones sobre ella en relación al resto de su obra. Un pelín beligerante me ha salido, pero ha sido muy muy estimulante poder repensar lo ya dicho. Lo titulé como esta entrada. </b><br />
<b>Os dejo aquí el inicio del trabajo. Los otros, uf, quince folios que escribí, se publicarán en un libro que recogerá también las otras dos ponencias que se hicieron (sobre los dibujos de Vicente Núñez, y sobre su música). Ahí va:</b><br />
<br />
<b>
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</b><br />
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 150%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">No
hace mucho discutíamos unos amigos sobre si la Literatura debía ser “solo”
literatura. Es decir, sobre si a esta disciplina que consiste, como sabemos, en
la precisa combinación de unos signos lingüísticos para crear espacios
estéticos y de sentido, le conviene limitarse a un ejercicio, más o menos
afortunado, en el cual los elementos que se ponen en juego remiten
decorativamente a ellos mismos y se agotan en sí mismos; o si, por el
contrario, debía tratar de superar sus límites formales, y emocionales incluso,
para convertirse en un audaz dispositivo cuyo propósito fuera explorar al
máximo las posibilidades cognitivas y estimular nuestro pensamiento hasta
trastocar tal vez algunas estructuras establecidas, sociales, políticas o
ideológicas. Aunque suene a ello, no consistía, desde luego, en discurrir de
nuevo por los cauces de ese conocido debate sobre la pureza del arte frente a
su “compromiso”, más o menos eficaz, con la realidad que nos circunda (si
acaso, ahora que lo pienso, con este otro casi tan antiguo como él, primo
hermano suyo, sobre si era un medio de conocimiento o debía serlo de
comunicación). No, la resbaladiza alternativa a lo “sublime”, a su posible
ensimismamiento, no era el tantas veces farragoso intento de despertar
bienintencionadas conciencias o movilizar legiones en el que tal vez piensen.
Su planteamiento apuntaba a algo más íntimo, más en la esfera de lo privado que
de lo público. Se sostenía que la literatura debía provocar (hoy, por lo menos)
al acomodaticio consumidor en el que esta sociedad nos ha convertido, empujarlo
a esa crisis intelectual que promueve conmutar las “prescripciones
facultativas” (literarias, en principio), por remedios propios, por soluciones
individuales. Para este ambicioso proyecto, demasiado extravagante todavía por
desgracia, decíamos algunos, tal vez no hicieran falta tantas bellas imágenes.
No se trataba de deslegitimar aquella opción formalista, estética (supongo que
no es posible, que es difícil que ocurra sin que sus<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>defensores sean acusados de revolucionarios de sala de estar
(o de saleta, según la denominación de Vicente Núñez), pero a casi todos nosotros,
una literatura exenta se nos quedaba en poca cosa.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-indent: 14.2pt;">
<span style="font-size: 14.0pt; line-height: 150%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">Precisamente al fondo de esta conversación se encontraba la
poesía, o mejor, la sombra de la duda que sobre ella, según parece, se ha
cernido en estos últimos tiempos en los que su “pitiminí” discursivo, como
piensan algunos, es posible que no sea el más propicio para explicarlos. Y al
fondo de ese fondo, pensaba yo en Vicente Núñez.</span></div>
Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-76445920613436877342014-04-21T21:43:00.000+02:002014-04-21T21:43:52.384+02:00Vicente Núñez redux<b>Por aquí estaré el próximo jueves, diciendo unas palabritas sobre Vicente Núñez, de quien no me olvido, no me olvido...</b><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjP5fE7ZUkxedQ7vPsLSHPesWtQtsxZz58WKsFhYSYHLGHkoxV23dCTDVFH4IWA2IXjouqMjAcaxOGCcq7izTIR-cviYkQCcq_yZSF0qMBKbje6iLcGqSTkeKgeAdI-QFIn2Hw0DZFTosE/s1600/Invitacio%CC%81n+III+Jornadas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjP5fE7ZUkxedQ7vPsLSHPesWtQtsxZz58WKsFhYSYHLGHkoxV23dCTDVFH4IWA2IXjouqMjAcaxOGCcq7izTIR-cviYkQCcq_yZSF0qMBKbje6iLcGqSTkeKgeAdI-QFIn2Hw0DZFTosE/s1600/Invitacio%CC%81n+III+Jornadas.jpg" height="276" width="400" /></a></div>
<b> </b>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-70705081801055913882014-01-19T12:07:00.000+01:002014-01-19T12:07:30.814+01:00David García Casado Dixit<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn1kx8NUDfSOhNF1Nwk0mtJsBMBj1bXZ3yowDXbAph164kOknxTY33zs1c53PeI1ZL8KrSUT-mWFule6FSxVdrr9lWjrOiXoNW0JYjNVCKJazKUob1za4chVPRkd9d3_-bK1F9GtvjxMg/s1600/La-Grande-Belleza.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn1kx8NUDfSOhNF1Nwk0mtJsBMBj1bXZ3yowDXbAph164kOknxTY33zs1c53PeI1ZL8KrSUT-mWFule6FSxVdrr9lWjrOiXoNW0JYjNVCKJazKUob1za4chVPRkd9d3_-bK1F9GtvjxMg/s1600/La-Grande-Belleza.jpg" height="337" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><b>Yo también quisiera decir algo sobre esa maravilla que es <i>La gran belleza</i>, pero estoy algo dejado caer últimamente. Leed, leed, mientras me decido yo a hacer algo bonito, esta nota de David García Casado que publica hoy <i>SalónKritik. Festín caníbal... </i>y reflexionad sobre cuánto tiempo más podréis resistir sin ir a verla:<i> </i></b></span><br />
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<b>Universo Gambardella</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<b><span style="font-size: small;">Qué dulce es quedarse largamente ante el objeto de ese deseo, manteniéndonos en vida en el deseo, en lugar de morir yendo hasta el extremo, cediendo al exceso de violencia del deseo! <i>Georges Bataille</i></span></b><br /><br /><b>Suena The Beatitudes de The Kronos Quartet. Melancólica pero esperanzadora, nos lo hace ver todo desde ese punto maravilloso donde la madurez encuentra a la adolescencia y nos da una apariencia de continuidad. Un trampolín para volver a empezar otra vez pero esta vez conociendo cuales serán nuestros errores, para no cometerlos. Si somos sabios sabremos aguantar la violencia del deseo, no perder el tiempo en lo que no queremos hacer. Por eso lo viejo es mejor que lo nuevo, por eso Jep Gambardella es el puto amo.</b><br /><br /><b>Jep Gambardella escribe su libro, su segundo libro, se llama La Grande Belleza, lo escribe a traves de la mente de Paolo Sorrentino, que es el creador del Universo Gambardella, con la ayuda de las grúas y los travellings de Luca Bigazzi.</b><br /><br /><b>El coliseo de Roma es origen de ese Universo, el círculo que prueba la coninuidad de la existencia. Jep representa los últimos días de lo mundano, del cual él es el Rey. Roma aparece semivacía, despojada del bullicio de las películas de Pasolini. Las calles son de Jep, esta Roma es su ciudad, tan imaginaria como su viaje al fin de la vida, ahí radica su fuerza.</b><br /><br /><b>Italo Disco & Techno Mambo. Quien haya sido un verdadero animal nocturno sabe que hay alianzas intensas hechas bajo un orden deseante otro, ese que quiere prolongar la fiesta, no ponerle fin sino alargarla todo lo posible, hasta que el cuerpo aguante. Para darle fin ya esta Jep, el rey de los mundanos, capaz de aguantar más que nadie y con su traje de Catellani impecable.</b><br /><br /><b>Jep conoce a las mujeres mucho mejor que Accatonne. Las conoce porque respeta sus formas de contener y canalizar el deseo. El deseo y la intimidad que establecen la continuidad del espíritu y el erotismo de los corazones.</b><br /><br /><b>Jep siente curiosidad pero no necesita cirugía ni confesionario. Ni para el físico ni para el alma existe curación efectiva ni redención alguna. La única redención es viajar hasta el final de la vida.</b><br /><br /><b>Lo que sí son importantes son las raíces, éstas nos ayudan a no volatilizarnos como este tiempo prestado en el que vivimos.</b><br /><br /><b>Una puesta en escena maestra. Viva la función y muera la funcionalidad, vulgar como el vodka, que solo sirve para emborracharse.</b><br /><br /><b>Quieres ver de nuevo la película porque te has enamorado de Jep, como lo hiciste en su momento de Marcello, que es el hombre que quieres ser en la novela que no has escrito aún. Todavía podrías hacerlo, ¡es solo un truco!</b><br /><br /><b><br />Jep Gambardella: “Menos mal, aun nos queda algo bonito por hacer”</b><br /><br /><br />---------------Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-7606011315764580412014-01-05T11:38:00.000+01:002014-01-05T11:40:24.515+01:00¿Cuál es el negocio de la Literatura?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjn9lB0j5XU59inhG8qu1euw_GQNUN5ltE2BMkvoD7OvrAV8eLNSGVxtIO-tfR3Wrf7QCFXYmE39KlwCb1jm8QD6eBRGi6IVfiTDvaZi0983EI-Ri7Jq0eILsdC_dnvCc6fXgZl_T2B4RY/s1600/Orlando-Cotado-canibales-negocios-libros-ipad-Flickr-@boltron-.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjn9lB0j5XU59inhG8qu1euw_GQNUN5ltE2BMkvoD7OvrAV8eLNSGVxtIO-tfR3Wrf7QCFXYmE39KlwCb1jm8QD6eBRGi6IVfiTDvaZi0983EI-Ri7Jq0eILsdC_dnvCc6fXgZl_T2B4RY/s320/Orlando-Cotado-canibales-negocios-libros-ipad-Flickr-@boltron-.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif;"><b>A través de Teresa López Pellisa me llega el enlace a un texto de Richard Nash cuya lectura os recomiendo enfervorecidamente. Os dejo el enlace <a href="http://marcosperezsanchez.com/blog/cual-es-el-negocio-de-la-literatura/">aquí</a> a mi vez. Leedlo, leedlo, ya veréis cuántas veces asentís, cuántas os reconoceréis... </b></span>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-38774866736398139882013-12-07T01:33:00.000+01:002013-12-07T01:33:30.194+01:00PROFUNDO SUR en el CAC MÁLAGA<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiC_gqn84qJC3wuXHGh2gK7mdjlhk_JWWvSjPE9k5DFxrGBiPpNAfJmrXkwM40XudzQKjJekk_Mg9etNBfN0mCFR3V6I_SNiENlwMG4XO-ceR7RiDGml2aiYnu_t91tp6p0I1wfqm7iiEE/s1600/Emailing-AULA-JJ-Tellez.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiC_gqn84qJC3wuXHGh2gK7mdjlhk_JWWvSjPE9k5DFxrGBiPpNAfJmrXkwM40XudzQKjJekk_Mg9etNBfN0mCFR3V6I_SNiENlwMG4XO-ceR7RiDGml2aiYnu_t91tp6p0I1wfqm7iiEE/s400/Emailing-AULA-JJ-Tellez.gif" width="296" /></a></div>
<br />
No os lo perdáis, advierto...Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-7937812473038533612013-08-21T00:19:00.000+02:002013-08-21T00:19:31.623+02:00Henry<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLrF6Dct9V2hPt-m4JjRSi9hvKI9hd_Gj_Afqt6byjc3gxFtkrmMlh43OnYSqorq4yYjEYx2aU7mQaLnIvMxFCT-6A8IXjTmHX2UeFCyPb1_k01Wd6lDbxyvUGMlJwd6AtyfUO8SRQzxI/s1600/tumblr_kp3v78Tk1a1qzwof2-600x300.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLrF6Dct9V2hPt-m4JjRSi9hvKI9hd_Gj_Afqt6byjc3gxFtkrmMlh43OnYSqorq4yYjEYx2aU7mQaLnIvMxFCT-6A8IXjTmHX2UeFCyPb1_k01Wd6lDbxyvUGMlJwd6AtyfUO8SRQzxI/s400/tumblr_kp3v78Tk1a1qzwof2-600x300.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<style>
<!--
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<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b>De Henry
Miller he sabido desde que puedo recordar. He sabido desde jovencito de <i>Trópico
de Cáncer</i> y <i>Trópico de Capricornio</i>, y después supe de su célebre trilogía formada
por <i>Sexus</i>, <i>Plexus</i> y <i>Nexus</i>, y más tarde del aura de malditismo que arrastraba y que,
como consecuencia de todas esas obras, lo convirtió en estandarte
contracultural y de la liberación sexual de los años 60 y 70. </b></div>
<b>
</b><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b>Tal vez
porque mi padre tenía un ejemplar de <i>Trópico de Cáncer</i> en su escueta biblioteca
(¿o pertenecería inconfesablemente a mi hermana mayor?), supe de Henry Miller bastante
pronto. De mi padre no puede decirse que tuviera militancia activa ni en la
contracultura ni en alguna otra clase de cultura digna de mención, militancia políticamente
disuasoria sí, eso sí puede ser, en cualquier caso. No es que no se interesara,
pero de lo que se interesaba mejor no hablar. Y como a mi marisabidilla hermana
mayor le profesaba yo un odio no exento de ternura, todo lo que pudiera venir
de su mano lo rechazaba igualmente de forma natural. Por eso, fuera de quien
fuese ese ejemplar en tapa dura que un día tal vez trajera a casa un
extrañamente simpático y elegante distribuidor de Círculo de Lectores, nunca
mostré por él excesivo interés. Las circunstancias iniciales de ese
conocimiento no fueron, me temo, propicias para generarlo. Y, después de todo,
tampoco las posteriores lo serían, pues recuerdo que hubo un tiempo en mi
juventud en que todos los progres de la época hablaban sin parar de Henry
Miller y de sus escandalosas novelas. Siempre me ha irritado tener que estar <i>á
la page</i>. Leer a Henry Miller entonces debía serlo, y eso tampoco pude
soportarlo. En consecuencia, no me interesé por las novelas de Miller. Por
ninguna ya. He sabido desde siempre, pues, de Henry Miller y de sus obras, pero
ha tenido mala suerte siempre conmigo este escritor. Mala suerte, Henry,
muchacho, qué le vamos a hacer. </b></div>
<b>
</b><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><span style="mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-language: ES-TRAD;">Pero parece que
a veces se impone la razón en esta vida, por lo que tal vez haya sido ella la
que haya provocado que ahora, apremiado por mi buen amigo Martín Aran, eso sí,
esté leyendo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Trópico de Capricornio</i>.
Ayer mismo empecé, y solo las escasas cincuenta páginas que llevo leídas han
sido suficientes para apreciar la tremenda cumbre literaria a la que nada más
que mi indigestión familiar y mis malsanos prejuicios sociales me evitaron
acceder temprano. Lo hago ahora maravillado. He leído esas cincuenta páginas
absolutamente absorbido por la fiereza de la prosa de Miller, por la
inmisericorde y (auto)destructiva crítica de un sistema que en los años en que
fue escrita la obra alcanzaba ya cotas diabólicamente aberrantes de miseria moral y de aniquilación del individuo, ¡quién iba a creer que luego superadas! A lo mejor
es que, en efecto, estamos ya demasiado preparados para la catástrofe, pero yo no he visto escándalo por ninguna
parte, sino altísima constatación. Henry Miller es un verdadero demonio
perverso, agitador y subversivo (y a veces hasta metafísico, a lo peor es que
no comía) que entiende que la literatura es vísceras y humores, algo así como
irracional, un ejercicio de libertad extrema o nada. Un Manolo Vilas, para
hacernos una idea doméstica, de hace ya la friolera de 85 años. Bukowski,
Carver, Kerouac… bah, corderitos a su lado. Ahí va su fórmula secreta (no la
divulgéis): </span></b></div>
<b>
</b><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<b><span style="mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-language: ES-TRAD;">“Lo único que me
obsesionaba era el objeto, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cosa </i>separada,
desprendida, insignificante. Podía ser una parte de un cuerpo humano o una
escalera de un teatro de variedades; podía ser una chimenea o un botón que
hubiera encontrado en el arroyo. Fuera lo que fuese, me permitía abrirme,
entregarme, poner mi firma. Estaba tan claramente fuera de su mundo como un caníbal
de los límites de la sociedad civilizada. Estaba henchido de un amor perverso
hacia la cosa en sí: no un apego filosófico, sino un hambre apasionada,
desesperadamente apasionada, como si la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cosa
</i>desechada, sin valor, que todo el mundo pasaba por alto, encerrase el
secreto de mi regeneración.” (p. 29)</span></b></div>
<b>
</b><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<b>
</b>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-74067946403297157312013-07-05T20:47:00.002+02:002013-07-05T20:57:01.909+02:00Domene todavía<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXd_XEycvAYz60X2i85jqM9IftdlfSiDVdImKocUDJx7oQ8PfxFKl2jRluarE3JZYys4emoc8fNJf815T5lkVmkzJZRbXYjc-RWYqMustRYsahtKmd7qevP9N5yuZeqL2SYqa-fjLmLd8/s1600/Portada+Disidencias+recortada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXd_XEycvAYz60X2i85jqM9IftdlfSiDVdImKocUDJx7oQ8PfxFKl2jRluarE3JZYys4emoc8fNJf815T5lkVmkzJZRbXYjc-RWYqMustRYsahtKmd7qevP9N5yuZeqL2SYqa-fjLmLd8/s320/Portada+Disidencias+recortada.jpg" width="223" /></a></div>
<br />
Es un placer comprobar que alguno de nuestros títulos aún colea, pese a cierto tiempo ya transcurrido desde su publicación. Es el caso de Pedro M. Domene y su DISIDENCIAS (EN LA LITERATURA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA), sobre el cual publica un comentario en elalmería.es José Antonio Santano. Os dejo el enlace <a href="http://www.elalmeria.es/article/opinion/1558316/cercano/domene.html">aquí</a>.<br />
<br />
<br />Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-75880849398349885762013-06-02T19:08:00.000+02:002013-06-03T20:08:57.284+02:00El clan de las palabras<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTx4l9IG_dj_oWzwrB4PQg4DrpTluXu4UsxwkXyrjtcJM73Q1_-caUXfPhiGHOqj2I2ISrhn2zZX59iuIXiezi_aazoAJIM4nTeQ6a3sSlgiWqUxAV6XZLgZdegn1_6dVWo9nfml7yaiQ/s1600/el-clan-de-las-palabras-9788475645933.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTx4l9IG_dj_oWzwrB4PQg4DrpTluXu4UsxwkXyrjtcJM73Q1_-caUXfPhiGHOqj2I2ISrhn2zZX59iuIXiezi_aazoAJIM4nTeQ6a3sSlgiWqUxAV6XZLgZdegn1_6dVWo9nfml7yaiQ/s400/el-clan-de-las-palabras-9788475645933.jpg" width="307" /></a></div>
<br />
<b>A Miguel Cerveró hace muchísimo tiempo que lo conozco. Muchísimo. Y conocía también desde esos mismos tiempos remotos su inclinacion poética. El poema gongorino que publicó en <i>Galeote</i>, la ancestral revista de poesía que publicábamos en Antequera con ilusión inquebrantable en nuestra (ay) juventud, es la prueba. Poco después le perdí la pista. No del todo, es verdad, pero la distancia entre un encuentro y otro se ha computado siempre por años. Casi nunca hablábamos ya de literatura cuando nos veíamos. Y hablamos bastante, él sobre todo de su devoción por las tradiciones orientales, yo tal vez de la mía por San Juan de la Cruz. La japonesa era su debilidad. Y no dejaba yo de notarle nunca por eso cierto rigor marcial en sus códigos de conducta, algo incómodo para mí, la verdad sea dicha, inclinado como he estado siempre a la disipación. En una de nuestras conversaciones me recomendó una novela que no he olvidado aún. <i>Shogun</i>, de James Clavell. Una especie de best-seller de la época que, tengo que confesar, me resultó fascinante (recuerdo todavía la inigualable belleza y la dulzura de Mariko san, la imposible amada de John </b><b>Blackthorne </b><b><b>en la novela, no digo más)</b>. Pensaba yo que, como a tantos, el prurito creativo se le había extinguido después de las obligadas tentativas juveniles.</b><br />
<b>A Miguel yo lo dejé por tanto envuelto en sus "veleidades" orientalistas y enchufadísimo a un supongo que entonces primario simulador de vuelo que ha ido renovando con los años. Me lo encontré el otro día. Me dijo que el furor del simulacro aéreo había menguado, que ahora solo "volaba" de tarde en tarde, que su amor a pilotar el Hurricane desde casa había llegado a ser obsesivo y peligroso, pero que afortunadamente estaba otra vez bajo control. Me dijo también que había publicado un libro de poemas no hacía mucho. Podía <a href="http://books.google.es/books/about/El_Clan_de_las_Palabras.html?id=CjEzzqxkOSYC&redir_esc=y">conseguirlo por internet</a>, si me interesaba. "Me interesa, claro", le dije, como se hace en estos casos donde la amistad prevalece sobre el juicio literario. Pero lo cierto es que <a href="http://www.tresfronteras.es/TresFronteras/titulo.jsf;jsessionid=671696DC8096245A4EABF76C9867677A.nd1forocul?codtitulo=VER_12">El clan de las palabras</a>, el libro de Miguel Cerveró, me llegó a casa muy poco después. Lo leí enseguida con curiosidad morbosa y deben creerme cuando les digo que me dejó atónito. El libro da cuenta de las experiencias de varios pilotos de las fuerzas aéreas contendientes antes de caer derribados en aquella famosa Batalla de Inglaterra que tuvo lugar en la Segunda Guerra Mundial. O quizás están muertos ya cuando nos hablan. Los ingleses aman a sus Hurricanes, los alemanes a sus Messerschmitt BF109. Todos son combatienes de honor. Y todos están fascinados por las leyendas épicas de la antigüedad heroica. Hay un estimulantísimo contraste entre la barbarie del combate y las emociones de explícita carga erótica que les provoca a estos hombres su incierto destino. Y sorprende además cómo Cerveró es capaz de imbricar en su obra sagas como las de Gilgamesh, el Mahabharata, los Edda o la leyenda de los Nibelungos con reflexiones para hoy sobre el amor, la muerte o el significado de la existencia. Lo hace sin teatralidad alguna, sin grandilocuencia, con la naturalidad y el dominio perfectos de quien conoce el medio y tiene claro su objetivo. Sin irritantes moralismos, con una paradójica mundanidad mística, si podemos decirlo así, que nos acerca tremendamente la trágica aventura de estos caballeros aéreos. </b><br />
<b>Nunca me habló Miguel de este libro, pero me ha dicho ahora que ha tardado casi veinte años en escribirlo. No me extraña, es un libro ambicioso, muy ambicioso, uno de los más ambiciosos que haya leído en mucho tiempo. No sé si será por lo absolutamente insólito de su propuesta (la de Julio Martínez Mesanza es ya una curiosidad, no más que un pálido reflejo en el estanque dorado de nuestra poesía contemporánea), pero <i>El clan de las palabras</i> deslumbra. Tampoco sé si la Épica es superior a la Lírica, como dice Luis Alberto de Cuenca en la introducción, pero el libro de Miguel Cerveró logra conmover como pocos, muy pocos libros de "poesía" lo logran. <a href="http://books.google.es/books?id=CjEzzqxkOSYC&pg=PA3&lpg=PA3&dq=miguel+cervero&source=bl&ots=rPD1-9DbBh&sig=1AlPcd7YVcaWXm8BTCAYZmsy0uE&hl=es&sa=X&ei=6xSrUazvJKnQ7AbR-IDICQ&ved=0CFgQ6AEwCDgK#v=onepage&q=miguel%20cervero&f=false">Aquí</a> podéis leer un fragmento para comprobarlo.</b><br />
<b>Después de todo, me dije, Miguel no ha dejado de volar. No surca el cielo virtual con su impostado Hurricane, ya no. Lo ha dejado ahora por los estratosféricos y solitarios circuitos de la mejor literatura, donde nadie tenga interés en derribarlo. </b><br />
<b> </b>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-83887950717538110342013-05-27T20:54:00.000+02:002013-05-27T20:54:42.262+02:00En la Uni<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDl9h96RKUDB65N3mfMBmVan9YTrzyXNcyGkCB9MVtyFVBTPQVA-2QBaXdMtpke9xbPApjIPsVtSBOLDpsoR4-Oqt2Ate2Ck1QAy5N1ir5cjWwwktel4nQ3WMRlfO_VteR0n9G9f8i77Y/s1600/Conferencia2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDl9h96RKUDB65N3mfMBmVan9YTrzyXNcyGkCB9MVtyFVBTPQVA-2QBaXdMtpke9xbPApjIPsVtSBOLDpsoR4-Oqt2Ate2Ck1QAy5N1ir5cjWwwktel4nQ3WMRlfO_VteR0n9G9f8i77Y/s400/Conferencia2.jpg" width="281" /></a></div>
<br />Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-62460202060125211432013-02-11T19:25:00.000+01:002013-02-11T19:25:00.376+01:00Amor<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlyWA6sosdaJFJBTKES5-4FZVTcZ15J28f09TRlpIIkLwms-r6v6p-P3qLEuKskWNOthyphenhyphen4TrxPXHWuKomR1o9VlDsuZfkzFbbRE9lna197JNEJnDnwcTfLk8ZSUpGDcSBsyOhcZs3rqgA/s1600/amor1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlyWA6sosdaJFJBTKES5-4FZVTcZ15J28f09TRlpIIkLwms-r6v6p-P3qLEuKskWNOthyphenhyphen4TrxPXHWuKomR1o9VlDsuZfkzFbbRE9lna197JNEJnDnwcTfLk8ZSUpGDcSBsyOhcZs3rqgA/s400/amor1.jpg" width="300" /> </a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<b><i>Tabú</i> me la he perdido, <i>Lincoln</i> todavía no la he visto, pero <i>Amor</i> sí. <i>Amor</i> sí la he visto. <i>Amor </i>ha resultado ser la película más perturbadora que he visto en años. Admonitoria, pedagógica, enternecedora, cruel, escalofriante, bellísima, inteligente, técnicamente perfecta... Pero perturbadora, sobre todo perturbadora. Ni <i>Funny Games</i> alcanza su nivel. No pasaréis un buen rato, pero debéis ir a verla ipso-facto, os lo aseguro. </b>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-90276113608857645142013-01-18T21:35:00.001+01:002013-01-18T21:36:33.674+01:00Festín cinematográfico (o dónde coloco la cámara)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgV703xoUhSnsW2xLfFOzGCPvXbZufrHV4dQjpsNGpvJ-70IAzGkCL2i-UWhq7U5DfTnnVmzs8VOK8t0aCar8M_Txx1lDLMTrvSr6mXkl0PIQkP2iQuYYOqe97RkNb3g8TLfSJTqEd9yiQ/s1600/image0011.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="356" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgV703xoUhSnsW2xLfFOzGCPvXbZufrHV4dQjpsNGpvJ-70IAzGkCL2i-UWhq7U5DfTnnVmzs8VOK8t0aCar8M_Txx1lDLMTrvSr6mXkl0PIQkP2iQuYYOqe97RkNb3g8TLfSJTqEd9yiQ/s400/image0011.jpg" width="400" /></a></div>
<b>¡Vaya festín cinematográfico que llevo en poco tiempo! Extraordinarias todas estas películas de más abajo. Id a verlas, bajáoslas, compradlas, robadlas, alquiladlas, pedidlas prestadas, pedidlas para vuestro cumpleaños, para los Reyes. Haced lo que sea, lo que sea, pero no os las perdáis, por el amor de dios (advierto).</b><br />
<b>Os las anoto:</b><br />
<b>-Holy Motors, de Leos Carax</b><br />
<b>-The Master, de Paul Thomas Anderson</b><br />
<b>-El muerto y ser feliz, de Javier Rebollo</b><br />
<b>-La noche más oscura, Kathryn Bigelow </b><br />
<br />
<b>Y lo mejor es que aún queda la mitad de la fiesta, aún me queda, aún me queda, sí, ummm. Fijaos si no es apetitoso el menú:</b><br />
<b>-Amor, Michael Haneke</b><br />
<b>-Django desencadenado, de Quentin Tarantino (yujuuu)</b><br />
<b>-Lincoln, de Steven Spielberg (aunque ésta, no sé, no sé...:-) </b><br />
<b>-Tabú, de Miguel Gomes</b>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-33782023276767575232012-12-30T16:42:00.000+01:002012-12-31T15:14:35.739+01:00Otros mundos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja_RiBFTRPrHkBjFt-tK9wwI0CM61HDss07gG6UyuBCcdLmjxQvI1SAiGCipI6VdcgE_ZjSn3UWnj1Ck694PKU5ZyO8ncxMK_j4bkmtPKeKquMW4QyE4UP5w4phjA7x-ZWVFEGtFLKWSI/s1600/640x480_173613.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEja_RiBFTRPrHkBjFt-tK9wwI0CM61HDss07gG6UyuBCcdLmjxQvI1SAiGCipI6VdcgE_ZjSn3UWnj1Ck694PKU5ZyO8ncxMK_j4bkmtPKeKquMW4QyE4UP5w4phjA7x-ZWVFEGtFLKWSI/s400/640x480_173613.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<b>Ayer viajé al extranjero en Málaga. Estuve un ratito en un país desconocido a diez minutos del centro. Hacía frío, es verdad. Pero lo hacían imperceptible unos músicos estupendos con sus ritmos caribeños. Había variedad de lenguas a mi alrededor. Había jovencitas rubias y adorables y camareros inusualmente uniformados, inusualmente amables. El grupo que actuaba era de música reggae. El reggae es una música muy emocional. Sonaban muy bien los temas propios, y casi mejor los que no lo eran. Todos coreamos <a href="http://www.youtube.com/watch?v=jYH5DRFLgcc">Could you be loved</a> o <a href="http://www.youtube.com/watch?v=cp-6g_CdpJs">One love</a>, por supuesto. De veras que tuve la sensación de estar en otro país. Todo tan ajeno y tan deseable a la vez. Tan fuera de lugar, tan anacrónica esa música reggae de Bob Marley que tanto nos hizo movernos, agitarnos cadenciosamente con los brazos abiertos en aquellos días. Recordé un documental sobre el músico jamaicano que vi no hace mucho en Canal+. Por él supe que los últimos meses de su vida antes de que el cáncer lo arrasara, los pasó en una clínica en las gélidas montañas alemanas. No salieron fotos de Marley en ese trance. Contaba el narrador que llevó francamente mal la pérdida de sus rastas por la terapia contra el cáncer y no se dejó fotografiar. Yo no dejaba de imaginarme lo estrafalario de aquel personaje tocado con su gorro multicolor y con sus exhuberantes atuendos en medio del sobrecogedor blanco alpino inmaculado. Otra incongruencia más de la vida, pensaba, mientras sonreía. </b><br />
<b>Recordé también <a href="http://juliocastello.blogspot.com.es/2012/12/el-corazon-del-lobo-de-rafael-soler-en.html">la novela de mi amigo Rafael Soler</a> que acaba de ser reeditada después de treinta años de su publicacion. <i>El corazón del lobo</i>, se titula. Es una novela extranjera igualmente, otra incongruencia de nuestro sistema literario. La historia que cuenta la novela no es nada del otro mundo. Pero su fiereza narrativa es sobrecogedora. Le escribí un correo electrónico agradeciéndole su envío. Le dije:</b><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<b>Mil gracias por el envío de tu libro. Recibirlo fue una sorpresa agradabilísima, te lo puedo asegurar. Y perdona que no te haya acusado recibo antes, pero es que pensé que era mejor leerlo primero para que no sonará demasiado hueco el agradecimiento. Lo he hecho, por supuesto, y te puedo decir que me ha sorprendido grata, muy gratamente su arriesgada expresividad y su fortaleza narrativa. No sé, pienso que tal vez responda tu obra a un determinado momento en el que era necesaria la exploración de nuevos caminos literarios, tan adormecidos entonces, ¿no? Pues fíjate tú, ahora estamos igual o peor, con lo cual no puede ser más pertinente su reedición, a ver si con libros como estos se logra sacudir tanto polvo acumulado y tanto autor melifluo. Lo más que se me ocurre decirte es que la novela tiene una personalidad apabullante, Rafael. Y eso a pesar de que la historia no sea un hallazgo. Después de todo, los fracasos personales y las decepciones están a la orden del día. Pero tú confirmas gloriosamente (no es coña, ¿eh? :-) una vez más que no hay historias menores, sino modos de contarlas. Me considero afortunado de haber podido leer tu novela. Probablemente vendas dos ejemplares, cuatro como máximo, jejeje, pero la Literatura es esto que tú prácticas, no debemos hacer más consideraciones. </b></div>
<br />
<b>La verdad es que gratifican enormemente estas excursiones a espacios exteriores. Vuelve uno a su rutina (ay, siempre)</b><b>, pero mucho más ligero sin duda... En cualquier caso, también gratifica saber que hay otros mundos, pero... en fin, ya sabéis... </b>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-6696519840589007652012-12-16T22:24:00.000+01:002012-12-16T22:24:50.085+01:00Nuestros libros en los medios<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCkF-1fyDesPJr2z60kRtXvGHGzrVrtcqU3MmGh-mCuyy6jAVRLOvLapNQaMTF2ThFBV4b5Q8075JSTrS-LG5ygRDfcWY6yd6EmKrNVDY80Z5yS8_z7cfgemyj7r_vSzs_iCmr58g0SRA/s1600/Portada+En+el+campo+rec+50.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCkF-1fyDesPJr2z60kRtXvGHGzrVrtcqU3MmGh-mCuyy6jAVRLOvLapNQaMTF2ThFBV4b5Q8075JSTrS-LG5ygRDfcWY6yd6EmKrNVDY80Z5yS8_z7cfgemyj7r_vSzs_iCmr58g0SRA/s320/Portada+En+el+campo+rec+50.jpg" width="215" /></a></div>
<br />
<b><i>En el campo</i>, la novela de Hugo Abbati que acabamos de publicar, tiene reseña en <i><a href="http://www.elimparcial.es/libros/hugo-abbati-en-el-campo-115771.html">El Imparcial</a>. </i>La firma José María Herrera, y tiene toda la razón, desde luego "para degustarla en todo lo que vale, que es mucho, el único requisito es no ser un lector de garrafón". Estoy seguro, pero seguro, de que todos vosotros, mis refinadísimos lectores, la vais a degustar igualmente.</b><br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2z-GMusjdZrf9j1fEACzVJlv4DEN8t9DtG2shZLrfDXuJ4OC3rcPYfZhX_QivcijlKW12GzDVNbE_yaFEKG5P24uI_6UdNc8-jXaaSWuABCEg9mUvApMD8oicmxEBqM4QCP_qpDJd5GM/s1600/CUBIERTA+Desde+Europa+rec.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2z-GMusjdZrf9j1fEACzVJlv4DEN8t9DtG2shZLrfDXuJ4OC3rcPYfZhX_QivcijlKW12GzDVNbE_yaFEKG5P24uI_6UdNc8-jXaaSWuABCEg9mUvApMD8oicmxEBqM4QCP_qpDJd5GM/s320/CUBIERTA+Desde+Europa+rec.jpg" width="224" /></a></div>
<br />
<b><i>Desde Europa</i>, de César Vallejo, también ha merecido la atención de <a href="http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/31961/Cesar_Vallejo_Desde_Europa_Cronicas_y_articulos_%281923%E2%80%931937%29">El Cultural</a>, lo cual nos llega de satisfacción, para qué negarlo. El libro, no obstante, se merece eso y más, no nos engañemos. No hay un artículo flojo en esta recopilación, ni uno. Difundidlo igualmente, mis refinadísimos lectores, difundidlo, os lo ruego. </b><b><span style="font-size: 14px;"></span></b><br />
<br />
Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-57747996732134397142012-12-02T23:34:00.000+01:002012-12-02T23:34:36.838+01:00Tal para cual<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzY2V3D4SCbhAEPWYHV1EDCHH5FmI39G1n8ShRAyzVp1KGCkceFCZG8lBxEnkzhDi_Qog7qinePkIuSidTUcnHYGhzEblQcD0aXwn6PKZszW3MVE8yqHS4lj9Dmi9WhSb35ntQerXdOks/s1600/sin_tetas_no_hay_paraiso.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="328" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzY2V3D4SCbhAEPWYHV1EDCHH5FmI39G1n8ShRAyzVp1KGCkceFCZG8lBxEnkzhDi_Qog7qinePkIuSidTUcnHYGhzEblQcD0aXwn6PKZszW3MVE8yqHS4lj9Dmi9WhSb35ntQerXdOks/s400/sin_tetas_no_hay_paraiso.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<b>El pasado jueves colaboré con un articulito en un monográfico que le dedicó a María Victoria Atencia el suplemento cultural Papeles del Paraíso, dirigido por Cristóbal G. Montilla y publicado en El Mundo. Como sé que ninguno de vosotros lee prensa nacional, que más bien os inclináis por ojear rápidamente El noticiero (edición Huelin) o 20 minutos (edición Portada Alta), pues lo pongo aquí para que lo disfrutéis sin esfuerzo (bueno, siendo honestos, más bien para que lo lea alguien, pues me temo lo peor, lo peor... :-).</b><br />
<br />
<br />
<b>
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</b><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><b><span>Tal para cual</span></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b>Pensar en María Victoria Atencia supone para mí pensar también en Rafael
León. Me es enormemente difícil separar estos dos nombres. Sé que es algo
recurrente asociarlos, pelín manido incluso, pues se acepta por todos la
formidable pareja creativa que componían. Pero, por encima de ese lugar común,
qué quieren, si cuando siendo aún bastante jovencito y nada más empezar a
frecuentar su casa cada uno a su manera arreglaba mi continente y mi contenido.
¿Se puede hacer algo, decir algo, pensar algo, ser alguien, una persona normal,
me refiero, con el contenido o con el continente descompuestos?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Creo que no. Y eso es lo que hacían, lo
que han hecho, todos estos años ellos dos juntos conmigo, recomponerme a mí y a
algunas cosillas que yo hacía. </b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b>Rafael podía decirme “pon esta letra así”, “sangra esta línea”, “quita
ese paréntesis”, “esas comillas son impertinentes”… Y hablarme después de San
Pablo y de su caída del caballo, que ni era caballo ni el santo iba montado en
la bestia cuando tuvo aquella revelación tan famosa. Versiones apócrifas de
traducción perpetuadas, sostenía. Y con esto y lo de más allá yo ya empezaba a
intuir, por un lado, que la disposición de las cosas de dentro era fundamental,
esencial, para obtener sobre todo esas prodigiosas páginas impresas con las que
nos regalaba y a las que pretendía que se parecieran las mías imperiosamente.
Pero también, que esa misma adecuada disposición de las cosas no permite
transigir con la pusilanimidad a la que tantas veces nos vemos abocados en nuestros
empeños.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<b>En la poesía de María Victoria ahora, iba viendo yo después algunas cosas
inquietantes. Hablaba María Victoria en sus poemas, por ejemplo, de Duchamp, de
Haendel, de Holan, de Canova, de Venecia, de Praga… (razón por la cual supe más
tarde que atrajo sobre sí la atención de los poetas culturalistas…). Comprobaba
poco a poco cada vez que acudía a ellos lo que pudiera ser una écfrasis
afortunada. También, por contraste, que la sindéresis no es una cualidad
demasiado común, desde luego que no, pero que aquí se daba con una frecuencia y
una naturalidad pasmosas, fruto tal vez de su delicada inteligencia y de su
sensibilidad superior. Pero al lado de estos recursos tan rimbombantes, iba
notando que se introducían, como sin querer, qué sé yo, su gata Tulia, un
crisantemo, un ascensor, un perro acosado, alguna taza de té, un canastillo de
frambuesas… Cosas así, alcanzables, asumibles, insignificantes, las cuales con
su imperturbable voz y su perspectiva única conseguía María Victoria elevar a un
rango de trascendencia no fácil de imaginar… Entonces es posible que al “gran
arte”, pensaba yo, le convenga no hacer explícita nunca la abstracción de la
que procede, que no hubiera que hacer explícita la tristeza o la alegría, la
fidelidad o el amor; que no haya que ser abstruso, tampoco iniciático…<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Que el “gran arte”, en fin, proviene de
una actitud, no de una explicación, se produce mejor desde una posición oblicua
a través de la cual todas las cosas adquieren su simbolismo, su sentido, esa
abstracción que nos conmueve después de todo, etc. Comprenderán que me
inquietara, que un jovencito como yo entonces que no sabía lo que era la
sindéresis y en el que predominaban demasiadas buenas intenciones más que nada
se dislocase con estos argumentos, que incluso llegara a pensar felizmente que
era ridícula la melancolía, ese puntito de circunspección que a menudo me
acompañaba de acuerdo con mi posición de poeta más o menos en ciernes. Todo se
volvía claro, diáfano, sencillo, gozoso en estos poemas. Por qué no, me decía,
las pequeñas cosas, por qué no aquellas grandes cosas en recipientes
cotidianos. Ya saben, algo de Santa Teresa, sus pucheros… Sí, fue eso tal vez
lo que me recompuso. Fueron estas cosas de Rafael y de María Victoria las que
adecuaron mi continente y mi contenido, ambas cosas que no pueden ser sino una
sola, por eso me acuerdo de los dos, ya digo, cuando pienso en uno.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<b>Desde entonces yo he imaginado
siempre la poesía de María Victoria Atencia como si de una milenaria y
maravillosa estalactita poética se tratara. Constante, imperturbable… Es
admirable cómo casi con esa misma gota del ritmo incesante que contienen sus
poemas puede producirse tan extraña belleza. Del mismo modo también me resulta
extrañísimo comprobar que dando vueltas en torno de algo tan simple como el
papel pueda levantarse un edificio, qué digo un edificio, una ciudad entera,
como el que fue capaz de construir Rafael. La misma constancia, el mismo
extraordinario tum-tum irrenunciable…. Tal para cual, eso creo.</b></div>
Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-83874863756619027132012-11-15T12:57:00.000+01:002012-11-15T12:57:31.313+01:00CERRADO POR ANIVERSARIO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixx29JjBW_WKM9qrV_FUnBXR3bwWuxeal3I6dg7NYoXKyaF_XP6S5WHYYY3xSpNqQ7Dit4UHdzGwUEBjHvCPlF9nTQIJpQ9G7aahbQezKDIGJx8RshyphenhyphenwachJ7Xj3E7SedKo2seFhOjRQ0/s1600/pamperoaniversario-x_0_1_newsthumb.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixx29JjBW_WKM9qrV_FUnBXR3bwWuxeal3I6dg7NYoXKyaF_XP6S5WHYYY3xSpNqQ7Dit4UHdzGwUEBjHvCPlF9nTQIJpQ9G7aahbQezKDIGJx8RshyphenhyphenwachJ7Xj3E7SedKo2seFhOjRQ0/s400/pamperoaniversario-x_0_1_newsthumb.jpg" width="400" /></a></div>
<br />Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1834799593482973141.post-29779186592513900982012-11-08T00:36:00.000+01:002012-11-08T00:36:36.372+01:00Ferré<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh02xfC4lkFM22LWGuYTUBwnvMN6T8v7FSR40R_l05DDZXBGIjaxvHR8FM1KJJNI-MmId21WuTHyTw9-XDp7Jso_R0QaO4O8X81wxLuzLTeqnwYLWC0t2zYyaQb0kp4OeUQTREiX-Mio9g/s1600/kim-basinger-stallone-deniro--644x362.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh02xfC4lkFM22LWGuYTUBwnvMN6T8v7FSR40R_l05DDZXBGIjaxvHR8FM1KJJNI-MmId21WuTHyTw9-XDp7Jso_R0QaO4O8X81wxLuzLTeqnwYLWC0t2zYyaQb0kp4OeUQTREiX-Mio9g/s320/kim-basinger-stallone-deniro--644x362.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh02xfC4lkFM22LWGuYTUBwnvMN6T8v7FSR40R_l05DDZXBGIjaxvHR8FM1KJJNI-MmId21WuTHyTw9-XDp7Jso_R0QaO4O8X81wxLuzLTeqnwYLWC0t2zYyaQb0kp4OeUQTREiX-Mio9g/s1600/kim-basinger-stallone-deniro--644x362.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><br /></a></div>
<b>Lo he dicho en público <a href="http://edalibros.blogspot.com.es/2012/11/noticias-eda-libros.html">aquí</a>, ya sabéis, un poquito en plan comercial</b> <b>(que no nos viene mal cualquier empujón, desde luego). Pero quería decirlo también en privado: Juan Francisco Ferré, nuestro querido amigo Juan Francisco Ferré, ha obtenido el XXX Premio Herralde de novela. Ahí es nada. </b><b><b>¡Todos estamos de enhorabuena! </b>Qué más se puede decir. Bueno, sí, que debemos sentirnos verdaderamente orgullosos de él, que gracias a su talento somos hoy algo más felices todos nosotros, pobres mortales, que un galardón así no solo es bueno para el que lo obtiene (dicho sea esto por si algún despistado no hubiera caído en la cuenta)... También que estoy deseando leer el nuevo artefacto que ha construido este escritor admirable (sí, qué pasa, no creáis que lo afirmo por oportunidad, ya lo dejé bastante claro <a href="http://franciscojaviertorres.blogspot.com.es/2010/05/si-les-digo-la-verdad-no-puedo-negar.html">aquí </a>, ¿no os parece?). Esperaré, no obstante, pacientemente esos diez días que tardará en llegar todavía el libraco a las librerías. Luego me lo zamparé, que <a href="http://vozpopuli.com/ocio-y-cultura/16701-una-satira-sobre-dominique-strauss-khan-gana-el-premio-herralde">la pinta que tiene</a> es de rechupete. Ése será mi mejor homenaje, qué duda cabe. Mientras tanto, nos tomaremos una copa, o dos o tres copas, a su salud, nos sobran los motivos... por una vez, hermanos. </b><br />
<b>Una aclaración, por último. Sé que le imagen que ilustra esta entrada poco tiene que ver con el asunto, pero, qué queréis, me ha hecho una gracia tremenda buscar algo apropiado poniendo "Premio Herralde" y que entre un aluvión de fotos de Ferré nos salga esta incomparable musa de los ochenta. En cualquier caso, no es por nada, pero fijaos, fijaos bien, un poquito más de pelo, unos rasgos más marcados... Ferré, cariño, te amo ;-) </b>Francisco Javier Torreshttp://www.blogger.com/profile/01942132108946399435noreply@blogger.com6