lunes, 7 de febrero de 2011

Destino próximo


Es curioso que lleve manejando tanto tiempo la antología de los poemas de Ezra Pound publicada por la editorial Visor y que no me hubiese percatado de que su traductor, junto con Ernesto Cardenal, de quien sí conocía, claro, la procedencia, era el también nicaragüense José Coronel Hurtecho. He caído en la cuenta al elegir los libros que me llevaré a Nicaragua la semana próxima. Salmos de Ernesto Cardenal, Las cosas, de George Perec (a algo de Bernhard, no sé), Profanaciones, de Giorgio Agamben. Y la antología de Pound, por supuesto. No sé, me ha llenado de estupor ese coincidencia. Lo cierto es que con este viaje voy a cerrar un pequeño círculo abierto hace muchísimos años, cuando andaba yo embelesado con la revolución sandinista y con los Epigramas de Cardenal, en la misma época en la que Vicente Núñez me recitaba a su modo inimitable el soneto de Darío "Margarita" ("¿Recuerdas que querías ser una Margarita Gautier?...). Ahora me ciñe con más fuerza aún ese país que conoceré por fin dentro de nada. Leo también estos días previos a Gioconda Belli (de quien siempre renegué, la verdad, pero en la que he encontrado ahora versos verdaderamente magníficos) a Claribel Alegría, a Francisco de Asís Fernández, de quien presentaremos allí Crimen perfecto, el libro suyo que acabamos de publicar aquí. Rubén Darío me acompañará igualmente... Y este poema suyo que a Vicente le fascinaba tantísimo:

Margarita

¿Recuerdas que querías ser una Margarita
Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está,
cuando cenamos juntos, en la primera cita,
en una noche alegre que nunca volverá

Tus labios escarlatas de púrpura maldita
sorbían el champaña del fino baccarat;
tus dedos deshojaban la blanca margarita,
«Si... no..: si... no...» ¡y sabías que te adoraba ya!

Después ¡oh flor de Histeria! Llorabas y reías;
tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo;
tus risas, tus fragancias, tus quejas eran mías.

Y en una tarde triste de los más dulces dias,
la Muerte, la celosa, por ver si me querías
¡como a una margarita de amor te deshojó!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Celebro ese acrecentamiento de tu pasión lírica; sorprendente, incluso, el redescubrimiento de autores rechazados. Que los hados te sean favorables en tu viaje de liberación...Saluda de mi parte al cardenal de cardenales. Mucha suerte. Que el gozo te sea largo.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Francisco Javier Torres dijo...

Bueno, Miguel, no se si es acrecentamiento, mantenimiento tal vez mejor, unos ahorrillos que tenia y que aun rentan algo (je, je). Y gozando estoy en efecto, mas de lo que puedas imaginar. Esto es maravilloso de verdad, te lo aseguro. Besos.