sábado, 7 de marzo de 2009

La levedad de José Antonio Padilla

Lo que de verdad irrita es que una necrológica tan sentida y hermosa y merecida acabe con el reclamo publicitario para comprar, a buen precio, un BMW. Descúbrelo, nos dicen, cuando lo que de verdad deberíamos descubrir todos nos ha sido otra vez abruptamente mostrado, arrojado al rostro, poco antes: que somos una puta mierda, y que seguimos sin enterarnos. De qué demonios me sirve a mí un BMW después de esto. En fin, el tacto periodístico en la era del capitalismo de ficción.

Lo que quería decir es que ha muerto José Antonio Padilla. Ayer lo enterramos. Tenía 33 años. Una lástima. De José Antonio publicamos en nuestra editorial su libro Noches áticas, que ahora, de repente, por la más trágica vía luctuosa, ha cobrado para mí un inusitado simbolismo. Ahora que practica ya definitivamente su "lengua padre", el silencio, como él decía, pienso en la levedad de sus versos, en ese ejercicio de despojamiento, de sustracción de la gravedad del mundo que habitamos, de reacción al peso del vivir, como si fuera la única vía posible de entendimiento con nuestra identidad. Lo delicado, lo amable, lo conciso y claro, la lucidez que acompañan (que acompañaban, ay) siempre a sus versos en este libro enjuto, podrían entonces actuar tal vez muy bien como el correlato de nuestra propia existencia. Ésa pudiera ser su lección.

Un poema suyo escrito en esas noches áticas, desde un ático, quiere decir, pero pleno de esa sabiduría helénica a la que alude también el título, como muchos de los suyos, dice conmovedoramente, premonitoriamente:

INSOMNIO

Qué hago aquí,
en esta intimidad de brújula,
al este
de un barrio sin futuro.

Qué hago aquí,
imaginándote
sílaba a sílaba,
deletreándote
hueco a hueco

Debajo de mi insomnio
parece que hace guardia un coche fúnebre.


José Antonio Padilla publicó también un libro de aforismos, Colección de olas, en la colección Puerta del Mar de la Diputación de Málaga. Ése es su breve legado bibliográfico, aparte de estar presente en algunas antologías y haber conseguido algunos premios. En este libro de alados aforismos dejó perlitas como esta reflexión sobre su militante levedad:

La imprecisión de lo leve es una precisión más suave.

o como ésta, deliciosa y traviesa:

Se quitó el sujetador: abrió la puerta de su confitería.

Descanse en paz mi querido amigo.

4 comentarios:

J. A. Montano dijo...

Vaya, lo siento. Muy bueno (y antimuerte) el aforismo del sujetador...

Francisco Javier Torres dijo...

Sí, en efecto, antimuerte, pero hijo... Ahí llevas otro que también está muy bien:
"Estar de vacaciones en tu cama."
y otro:
"Tu boca es la boca que le faltó a la Virgen María para seducir a Judas."

Rafael Caunedo dijo...

...con tu permiso y el de José Antonio Padilla, adopto para mí eso de "lenguaje padre", el silencio...

Mejor no me podía definir...

+saludos

Francisco Javier Torres dijo...

Por supuesto, amigo R.C., es todo tuyo el apelativo (nuestro, también). Saludos