lunes, 17 de noviembre de 2008

Criaturas maravillosas


Hoy he leído en el periódico una noticia escalofriante, algo (otra cosa más) que me ha erizado el pelo. De manera que Uribe (el que sea, vamos, poco importa quién, alguien con bastante imaginación, en cualquier caso) entre sus estrategias políticas y de seguridad para luchar contra las FARC puso en marcha hace tiempo un sistema de recompensas a civiles delatores, cuyas consecuencias para el "discurrir cotidiano" no nos gustaría experimentar a muchos de nosotros, desde luego. Pero además de eso, instauró un sistema de incentivos económicos a los militares según el número de bajas de guerrilleros que acreditaran. Es decir, unos pesos por cada uno de los insurrectos eliminados. En fin, cualquier empleo tiene sus objetivos de productividad marcados, los balances, las estadísticas y esas cosas, como ya sabemos. La empresa, el Estado aquí, paga según tu rendimiento. Y el militar, el empleado aquí, debe trabajar de acuerdo con esas metas. Muy bien, no mucho que objetar. Lo que ocurre es que el empleado, el militar aquí, para que no merme su poder adquisitivo al final del ejercicio(o para mantener a su líder en el sillón presidencial, quién sabe) se ha dedicado a secuestrar, asesinar y hacer pasar después por guerrilleros a indigentes, vagabundos, tarados, y otras basuras que tal vez sólo sabían de la revuelta por la televisión. En el fondo hacían un bien a la sociedad, qué duda cabe, y, de paso, se embolsaban unos pesos, y, de paso, la empresa daba beneficios. Todo en orden. Qué más daban algunos miles de indeseables menos si se mantenía, sobre todo, la cuenta saneada, se dirían. Yo imagino a quien llevó cabo el primer servicio de esta naturaleza. Quiero pensar, debo pensar, que tal vez entonces se le erizase el pelo y temblase también, que una corriente de aire frío le pasaría por la columna vertebral. Luego, en su segunda vez, veterano, atisbaría ya un nuevo orden, se atusaría el cabello ya y se dispondría a cruzar la barrera de las especies. Es aterrador.
Pero ¿y la empresa, el estado aquí?, para que su balance arroje beneficios (electorales) ha permitido esas prácticas eugenésicas como quien obvia que a uno le carguen en su cuenta corriente una póliza de seguro de vida (en diciembre, eso sí) que nunca firmó. Para el caso es lo mismo. Y esto, ¿es más aterrador o menos?

En Sicilia, han destapado también ahora una red de médicos de la sanidad pública que seguía atendiendo a sus enfermos muertos, muchos de ellos, ¡hace veinte años! No paraban de prescribirles pruebas a cargo del presupuesto comunal, claro, y a efectuar en sus clínicas privadas, a ver sí así mejoraba un poco el cadáver. Se han dado cuenta los ingenieros porque, según las estadísticas y los balances sanitarios, más del cincuenta por ciento de la población de la isla presentaba algún tipo de patología grave, lo que ha llevado casi a las autoridades a decretar la emergencia sanitaria.

Tambien supe hace tiempo de unos esclavos chinos, pero esclavos, esclavos, de los de verdad, no de los de las películas. No menos sobrecogedora resultó la imagen que se difundió. La empresa. sí, era una de las más prósperas de la zona, al parecer.

En fin, y nosotros mientras seguiremos, claro está, hablando del sexo de los ángeles, a ver si nos proporciona la conversación algunos dividendos. ¡Qué diversidad! Dan ganas de vomitar.

1 comentario:

Ave Mundi Luminar dijo...

En efecto terribles realidades, y sin embargo hoy, mañana y pasado cientos de miles de personas iremos a comprar artículos "made in china" o "made in cualquierotrositio", aun a sabiendas de que para que tengamos en nuestras manos esa cubertería de plástico que nos ha costado 1 euro, cientos de miles de personas tienen que vivir como ratas....todos somos complices silenciosos... en efecto.. dan ganas de vomitar...