miércoles, 1 de agosto de 2012

Carta (en inglés) a Katherine Dreier

                                           
                                          París, 5 de noviembre de 1928


Sus dos cartas anunciando una posible suspensión de las actividades de la S.A. no me han sorprendido. Cuanto más vivo entre los artistas, más me convenzo de que son unos impostores en cuanto tienen el menor éxito.
Esto quiere decir también que todos los perros en torno al artista son unos timadores. Si ve la asociación que hay entre los impostores y los timadores, ¿cómo puede ser capaz de conservar algún tipo de fe (y en qué)?
No me dé algunas excepciones que justificarían una opinión más clemente respecto al "pequeño juego del arte" en su conjunto.
En definitiva, se dice que una pintura es buena sólo si vale "tanto". Puede incluso ser aceptada por los "santos" museos. Y, asimismo, por la posteridad.
Por favor, vuelva a poner los pies en la tierra y si le gustan algunas pinturas, algunos pintores, contemple su obra, pero no intente transformar a un timador en un hombre honesto o a un impostor (fake) en faquir.
Todo esto debería darle a usted una indicación del tipo de humor en el que me encuentro. Removiendo las viejas ideas de repulsión.
Pero esto es sólo por su causa.
Yo he perdido tanto interés (todo interés) en el asunto, que ya no sufro.
Usted, usted todavía sufre.
Ver Nueva York es siempre un placer pero demasiado caro, y esto incluso si le pagan a uno para que vaya.
Escribiré más. Pronto.
Muy afectuosamente

Marcel Duchamp.

7 comentarios:

J. A. Montano dijo...

Me indigna que usted, amigo Torres, se meta en mi negociado duchampiano. Mi negociado duchampiano es mío y solo mío, y no le consiento que se inmiscuya sin la correspondiente autorización (¡firmada ante notario!) por mi parte. Ándese con mucho cuidado, amigo Torres. Los duchampianos podemos ser muy malos (¡y ponernos farrucos!) en la defensa (¡furibundamente capitalista!) de nuestra *propiedad*.

Francisco Javier Torres dijo...

Lamento decirle, sr. Montano, que mi licencia de uso y disfrute duchampiano está plenamente en vigor y expedida por una instancia superior a la que le expidió usted la suya, constato. Pues esos "negociados" de los que usted alardea, son en realidad residuos de una organización en desuso, a extinguir, vamos. Si a usted le adjudicaron en su día un triste "negociado", como confirmo ahora, y yo soy "staff manager", pues qué quiere que le diga. Ándese, por tanto, con ojo usted, pues he oído decir a los de arriba (a los de siempre) que están estudiando la retirada (bueno, recortes, pero no se atreven con la palabreja) de algunos de esos departamentos de segundo o tercer rango hoy como el suyo. Total, aseguran, para las memeces que dicen algunos... Esfuércese, haga gimnasia sueca, pilates, tai-chi, lo que sea, con tal de que no le coja descolgado físicamente (como le sé yo a usted) el desprendimiento, aviso...

J. A. Montano dijo...

Con su respuesta, amigo Torres, demuestra usted saber mucho de estructura burocrática, pero muy poco de Duchamp. Insisto: ¡no vuelva a hacer uso de Duchamp sin mi permiso! ¡Duchamp es mío y solo mío! ¡Soy la María Kodama de Duchamp!

Francisco Javier Torres dijo...

Ja, qué más quisiera usted, usted no llega a ser ni la Marina Castaño de Revello de Toro.

J. A. Montano dijo...

Jajaja, ahí has destilado maldad de la buena! Alta calidad! :-)

Manuel Marcos dijo...

Oh, ah, una discusión infraleve.

¿Podemos decir ya tras la restauración del cristo de Borja que la postmodernidad ha muerto?

Francisco Javier Torres dijo...

Por supuesto, querido amigo, por supuesto. E incluso podría usted aducir, fíjese bien, que la postmodernidad no ha muerto. Tanto da. Bueno, y así...