Primer Manifiesto del Plasticismo
Fundamentos estéticos
por
José Jiménez Muñoz
Existe, como es lógico, una diferencia de formatos, de materiales y estructuras físicas, y sin embargo, es posible pasar por encima de estos supuestos factores en contra, y construir un poema, esculpirlo, dibujarlo con palabras para que el lector lo vea, y le de la interpretación que mejor entienda. Las ideas, los contenidos, tienen, tanto en pintura, arquitectura, como escultura, otras maneras de ser llevadas a cabo, y las técnicas que se aplican, y la habilidad del artista, juegan un papel esencial en esto; pero el resultado final es lo que hace que la poesía, con todos los recursos tropológicos que posee, sea capaz de recrear, no sólo la imagen que cualquier obra plástica puede ofrecer, sino también dar la sensación de movimiento y evolución de las partes representadas; y así influir en el estado de ánimo del lector, y de dejarlo ir con entera libertad de una interpretación a otra. En este punto, al ser la poesía parte, o una obra literaria en sí misma, y por ende hecha a partir de palabras, el poema supera en algunos aspectos a la obra plástica, pues puede trasmitir sus imágenes de forma más directa, aunque sea utilizando los mecanismos de sugestión que le son inherentes.
Como ejemplo de esto citaré un fragmento del poema “Metamorfosis en la relojería”, en el que, mediante imágenes sutiles induzco a ver cómo un reloj se transforma en un cuerpo de mujer; aunque de su lectura pueden derivarse disímiles interpretaciones, de acuerdo al lector:
como un corazón dispuesto a derrochar su aroma
y empujarlo a la rosa náutica;
los engranajes toman forma de senos,
y la mujer anuncia con su torso,
que el tiempo no tiene antídoto.
Volantes y artificios mutan,
y hay una palabra de amor en cada tictac,
la mujer oprime el cáliz entre sus manos,
que alguna vez fue una rueda dentada,
y echa a andar la maquinaria
que anida entre vellos y pétalos.
Girasoles que migran hacia otro universo,
flores que apagan su corazón en las noches,
ventanas con los postigos del pecho cerrados
mientras no haya un sol que desboque sus libélulas.
Las semillas se esparcen en los cielos
los escudos de los mundos se rompen,
crecen espigas nuevas en cada cráneo
donde la luz dispersa sus añicos.
No quiere decir con esto que un poema plasticista consista solamente en una descripción esquemática de una situación determinada, con fines estrictamente calculados. No es así, pues esto le otorgaría al poema una rigidez poco beneficiosa, y le restaría el aire de espontaneidad que proviene de la inspiración. Las imágenes tienen que fluir de la mente del poeta sin obstáculos, y recrearse a través de tropos novedosos. Muchas veces veo en mi mente la imagen o la situación antes de hablar de ella; otras, la imaginación me hace verlas. Se trata de este modo de hechos representados, que no siempre toman como referente una realidad material, sino que pueden referirse a aspectos espirituales del ser humano. Ejemplo de esto es el siguiente fragmento del poema “Arenas”, donde se compara algo inmaterial, al alma, con las arenas, como si ambas pudieran representar paisajes, unidas por el elemento tiempo, omnipresente a lo largo del texto.
Arenas desconocidas,
en movimientos de sierpes medrosas,
relampagueando hacia la sombra de la lluvia,
unidas en el abrazo de llamas milenarias,
se confunden con mi risa,
camuflada en un sorbo de luz.
Hechas en la falta de cordura,
mi alma y las arenas tienen vidas infinitas;
los tiempos no pueden juntarlas en un beso.
El poema plasticista puede representar sus imágenes tanto en las tres dimensiones físicas como en infinitas dimensiones abstractas. Esta poesía, por tanto, siempre deja una impresión en la mente del lector, su poder de sugerencia es eficiente.
La misma maestría técnica que debe exhibir un pintor en sus trazos, o un escultor en su golpear sobre la madera o la piedra, debe poseerla con amplitud el poeta en sus técnicas y manejos de los niveles de lenguaje, la tropología, el ritmo, (el cual hace que el poema se acerque a la música a través de efectos sonoros), y las innovaciones al verso. El dominio de la técnica poética tiene la misma significación para el poeta que el manejo de las técnicas pictóricas o escultóricas para el artista plástico. Lo que iguala a todos los artistas es el poder de llevar su arte al entendimiento del que la recibe o aprecia, y el talento para decir las cosas artísticamente, aunque para esto utilicen diferentes recursos y formatos.
La métrica y la rima tradicionales, dentro o fuera de las normas, son posibles de ser utilizadas como recursos no desdeñables. Prueba de esto es esta décima, “El animal resguardado del frío”, donde cada verso está compuesto por una imagen visual o abstracta.
Pétalos en lugar de la pelambre,
las flores a la búsqueda de filos,
el animal destejiendo los hilos,
luces atrapadas en el estambre
que acurruca la faz de los helechos
donde nunca se ha adormilado el hambre
y los cirios subastan sus deshechos
a la orilla de un océano sordo;
los cordeles se liberan a bordo
y la fruta palpitando en los pechos.
Y los dos cuartetos del soneto “El árbol de los peces”, también indican que dentro de las formas clásicas se pueden crear imágenes que actualizan su uso, lo renuevan, sin perder en nada su fidelidad:
Los peces en el árbol dormitan
a la espera del día preciso
en que irán a beber un hechizo
en la espina sagrada que habitan
inmortales siluetas que agitan
espinazos enteros, un rizo
de sus pieles rugosas, que hizo
la raíz, como frutos que gritan.
El plasticismo es un nuevo paso que da la poesía en su devenir evolutivo hacia nuevas formas y maneras de expresión. Es el resultado de profundas meditaciones en cuanto al futuro de la poesía se refiere; cuya teoría fui elaborando con el paso del tiempo. No pretendo con esto negar la poesía anterior, pero sí superar los caducos niveles poéticos del postmodernismo, de tanta poesía hecha por poetas que imitan formas decadentes, agotadas en sus formas y contenidos, y que parecen unas imitaciones de las otras. Cierto es que muchos de los postulados en los que me he visto precisado a profundizar corresponden a estéticas de las corrientes y movimientos llamados de vanguardia; y es algo irremediable, porque no reniego de las virtudes de los poetas que renovaron la poesía y me precedieron; pues en todos los movimientos y corrientes existen elementos positivos, a los que he aunado mi visión propia, con lo que me alejo un poco de los temas que en alguna medida se habían vuelto tradicionales en la poesía de finales del siglo XX.
El Plasticismo, además de mostrar una forma estética novedosa, expresa ideas, directamente relacionadas con el referente de la realidad, la vida del ser humano, el mundo interior, que solo en apariencia es diferente en la mayoría de las personas; el poema plasticista debe poseer un contenido ideológico que lleve emociones al alma del lector; no es un vacío intelectual en aras de una imagen, ni es “arte por el arte”, sino arte poético donde la forma y el contenido componen un todo en función del desarrollo de la imaginación, las ideas, y la belleza; para que la poesía ocupe dentro de la literatura el lugar que le corresponde, y recupere en el gusto de la gente la preferencia y la importancia que tuvo desde los orígenes de la humanidad donde ser poeta era ser venerado como personas tocadas con un don mágico y profético. Son los poetas los encargados de esto, y los máximos responsables de que así sea.
Ciudad de La Habana, 1 de febrero de 2010
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