RAZONES PARA LEER: Más bien razones para no hacerlo, que está esta existencia nuestra llena de ellas. Pero para leer… Es abrumadora la tiranía tipográfica en que vivimos inmersos los lecto-escritores (esto es, la gran mayoría de los lectores de verdad, los que leen hasta las hojas del calendario, o los papeles rotos por las calles, que decía nuestro recién decapitado Cervantes). Ni en once vidas llegaríamos a leer una onceava parte de lo que hay escrito, de lo que se imprime o se ha impreso. Y sin embargo nos aplicamos a ello desafiando la angustia que produce esta situación descabellada. ¿Por qué? No lo sabemos. Tal vez nos haya tocado esto como a otros les tocó hacer casas. Es como para volvernos locos de remate, si no lo estamos ya. Leed con todo, leamos, que algo queda, poco, pero queda, ya lo decía Unamuno.
De la publicación colectiva donde dijeron que lo incluirían no volví a tener noticias. Ni siquiera me contestaron dándome las gracias, por la diligencia al menos, ya que mi respuesta fue fulminante. No debió encajarles demasiado bien mi texto, pienso yo, en su proyecto, creo que no.
Por lo demás, en este libro de R. de la Flor, entre otras magníficas provocaciones, hay una cita extraída de un entremés de Cervantes que me hace también mucha gracia:
Bachiller: ¿Sabéis leer, Humillos?
Humillos: No, por cierto
Ni tal se probará que en mi linaje
haya persona de tan poco asiento,
que se ponga a aprender quimeras
que llevan a los hombres al brasero
y a las mujeres a la casa llana.
Sí, es verdad, después de todo, que hay innumerables razones para leer, tantas como cualquiera de los muchos excelsos libros que hemos leído (incluida, fíjate tú, alguna bazofia), pero se pregunta uno a menudo...
Por lo demás, en este libro de R. de la Flor, entre otras magníficas provocaciones, hay una cita extraída de un entremés de Cervantes que me hace también mucha gracia:
Bachiller: ¿Sabéis leer, Humillos?
Humillos: No, por cierto
Ni tal se probará que en mi linaje
haya persona de tan poco asiento,
que se ponga a aprender quimeras
que llevan a los hombres al brasero
y a las mujeres a la casa llana.
Sí, es verdad, después de todo, que hay innumerables razones para leer, tantas como cualquiera de los muchos excelsos libros que hemos leído (incluida, fíjate tú, alguna bazofia), pero se pregunta uno a menudo...
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