miércoles, 5 de noviembre de 2008

Consistencia


La señal de que el milenio está por concluir, decía Calvino, Ítalo, en 1985, tal vez sea la frecuencia con que nos interrogamos sobre la suerte de la literatura y del libro en la era tecnológica postindustrial. Han pasado casi treinta años desde entonces, ha concluido el milenio, y seguimos preguntándonos, menos, por la muerte de la literatura, más, por la del libro, o eso creo, al parecer. El libro, el objeto, nacido y mantenido siempre como el que conocemos, está, sí, corriendo ahora tal vez el mayor riesgo de desaparecer de toda su ya larga y gloriosa existencia. Ése hasta hace muy poco incuestionado artefacto perfecto de algún modo se problematiza ahora más que nunca debido sin duda a los avances tecnológicos de la sociedad vigente. ¿Lo hará? No lo sé, la verdad. Dicen los que reflexionan sobre el tema que tal vez quede como curiosidad de coleccionista cuando los kindles, ebook y cia. se generalicen, cuando se encuentre al fin un modo funcional y económico de acceso a la lectura. Formatos (los citados) existen ya, tentativas que no acaban de calar del todo (por ahora) siempre émulas de su referente, siempre émulas, insisto, pues su diseño no tiene fisuras, ninguna fisura. Pero las posibilidades que plantea el invento son pantagruélicas para el ávido lector. Veremos (o tal vez no).
Pero ¿y el otro elemento en cuestión?, ¿y la literatura? Si el libro, el soporte de la literatura al fin, se modifica, ¿tendrá que hacerlo a su vez la literatura?, ¿podremos mantener en ese contexto, sí,
en ese nuevo entorno monstruosamente modificado, al que con su lucidez habitual no era nada ajeno Calvino, los valores tradicionales de nuestra escritura? Mi fe en la literatura -decía también Calvino- consiste en saber que hay cosas que sólo la literatura, con sus medios específicos, puede dar. A dilucidar esos medios dedicó Calvino su conocido ensayo Seis propuestas para el próximo milenio. Seis que fueron cinco. No llegó a dar forma a la última, quedó por escribir. Pero sí apuntó el tema, no obstante: "la consistencia" sería esa sexta propuesta inexistente, esa cualidad que da validez a cualquier argumento lógico, que hace que sea ella misma sin atisbo de contradicción, todo coherencia. Si algo podemos ver en la obra de Calvino es precisamente esa cualidad que él mismo pretendió esclarecer hace ya casi treinta años. La misma que debemos buscar sea cual sea el soporte que utilicemos.

2 comentarios:

M.A dijo...

Hola, Paco. Muy buenas reflexiones, sí señor. El libro no puede morir a menos que lo haga en nuestras manos.
Bueno, el título del que te hablé, ese libro de Italo Calvino se titula: "Si una noche de invierno un viajero".
Besotes.

Francisco Javier Torres dijo...

El libro no sé si morirá, apreciada Mercedes, tal vez sí, quién sabe. Lo que estoy convencido de que no lo hará es la lectura y, por extensión, la escritura. No existe la una, claro, sin la otra. Lo de menos es el soporte en que se inscriba ésta última. Me interesa, no obstante, su incidencia en ellas, cómo este soporte condiciona el desarrollo de esas dos actividades. En la última sobre todo. Y si los medios que señalaba Calvino pueden ser válidos en un panorama bastante peculiar. Por cierto, compré ese libro que indicas, hace dos días. No había leído ni el forro aún. Gracias por la recomendación.